viernes, 25 de diciembre de 2009

Último incendio de las lunas

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Abordante marinera sin mares ni descansos
sobre la cama, vos también cerril amauta
incendiarás las lunas sospechando la última vez.

Jarillal, crepitante de pochoclos y maíces
sobre las sábanas sofocantes me retiro siendo arena
reclamando un oasis al desierto entre tus piernas.

Cantan, diminutas ocarinas de arcilla
los pequeños pájaros de tus pechos.

Tus dedos, virginales balsas de totora sobre el agua
siguen riéndome la espalda sencilleces prematuras.

Deslumbrada de carmines en mi oído
por la altura del deseo urgirá tu boca escandalosa
anunciando sin retórica que las palabras
no precisan más que otras palabras que obliguen a callarlas
pero si un día volvieran a hacernos falta nos hablaremos
con el alma misma de las lenguas castellanas
gitanas y andaluzas, arábigas o itálicas
abstractas europeas, latinas o consonánticas americanas.

Ellas hace siglos comenzaron a decirse
lo que ahora sin sonido se dicen nuestras bocas
y alguno que otro corazón ruborizado

¡Es que nos quemamos tanto!
Ardimos tanto en estas últimas semanas
prisioneros de los fuegos en estos únicos temblores
de volcanes y calores convergentes de sexo y de verano.
Se consumieron tanto las lenguas y las bocas
los dedos y las manos que ya no restan álamos, ni calles
ni páginas del cuerpo donde seguir escribiéndonos deseos.

Sólo algunos ocres quedarán hoy jugando al piedemonte.

Mañana unas pocas vegas tenues
asomarán sus nieblas empañando los espejos de la cara.

Por entre el humo de los incendios que se extinguen

habrá comenzado el otoño a tratar de derrotarnos los senderos.








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Maestro por equivocación, jubilado de la docencia pero no de los aprendizajes, escribidor de textos y poesías, escapador cuando puedo de las alienaciones del System, prisionero de los afectos, esclavo de la honestidad, temeroso usuario de la palabra, contestatario cuando puedo y a veces quiero, especialmente vinófilo de los Rojos de Perdriel, salvo cuando "el agua brota pura y cristalina de la madre tierra", vividor consuetudinario y con suertes extraordinarias. Creo que todavía estoy vivo.En la primavera del 2.010 se me murió la poesía junto con unos cuantos pedacitos de corazón. Pero he vuelto, "cantando al sol como las cigarras", a sobrevivirme.

Así como soy

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