viernes, 7 de agosto de 2009

Vidriera en reparación-sepa disculpar las molestias



Ya no se si podré encontrarte.
Hace tanto tiempo que te busco, que he perdido la memoria de la primavera en el otoño.
Estabas allí, aquella tarde de vino o de ginebra. No había tango y la puerta cerrada del hospital me impidió la entrada bajo la gendarme y obstinada cancerbera del pasillo.
- "Este no es horario de visitas"
Horario de visitas. Horario de visitas y un la puta que te parió se me escapó entre los párpados.
Tejí pacientemente un guante.
Miré un reloj cualquiera.
Putos relojes. Quién los habrá inventado.
Tu piel era suave... pensé, e inmediatamente después, qué mujer amada no tiene la piel suave a los veintitantos años. Y tantos, y uno y ocho y casi nueve.
Las veintinueve son las putas.... recordó ese lejano truco en la casa del Flaco Raguzza.
El Flaco Raguzza. El que iba a ir a gorrear viejos a domicilio, cuando la Pety, su mujer, se había trasladado de Barda La Blanca a San Rafael.
Si son veintinueve, son las putas, insistió el Flaco detrás de su decimonovena ginebra, mientras lloraba sin dignidad alguna la ausencia de su compañera, aunque él la llamaba en público y en privado, "la Flaca".
A mí me gustan las putas. Algunas putas, aclaré como si importara, detrás de mi octava ginebra que debería ser la última . En tren de nostalgias y de tangos, ese es mi límite.
- Las putas son las putas acá y en la concha de la lora, insitió el Flaco cada vez mas cabrero y cada vez más en pedo.
Y yo por contrariarlo nomás, insistí, a caballo de mi propia borrachera, mirá que hay algunas, en la Federico Moreno e Ituzaingo, que mamma mía. Finoli finoli, aunque hagan la calle, como la Solange que lo invitaba con Amaretto di Saronno
-Andate a la puta vos, tus putas y tus putas bebidas de puto. Y truco!! qué, mierrrrdahhh, dijo el Flaco con los ojos colorados, golpeando las cartas y el vasito ridículo de ginebra que estiraba la borrachera y la calentura.
-No ginebra, no, había dicho la flaca. Creo que me queda un poco de Amaretto.
El guante ya tenía tres de sus dedos vacíos.
Quiero retruco y qué!!!! Me envalentoné sin siquiera recordar si tenía el siete de espadas sólo o acompañado de un tres por lo menos.

- Si quiere, espere que pase el Dr. Fuensalida. Es el Jefe de Guardia esta noche, dijo la cosa esa que custodiaba la entrada del pasillo a terapia intensiva.
Fuensalida u malaentrada, mala junta para un truco, no es cierto?.
La tipa ni se inmutó. Es el reglamento, señor.Ud debiera saberlo bien, no es cierto?, y se metió la mano en el bolsillo del guardapolvos.
Esta vieja de mierda fuma Camel, como la flaca.
Camel, y vos?
- Yo? Particulares 33. O gitanne, cuando se puede, pero los vende el Mario, el de la Cuarta Este, y a esta hora y con los milicos...

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Maestro por equivocación, jubilado de la docencia pero no de los aprendizajes, escribidor de textos y poesías, escapador cuando puedo de las alienaciones del System, prisionero de los afectos, esclavo de la honestidad, temeroso usuario de la palabra, contestatario cuando puedo y a veces quiero, especialmente vinófilo de los Rojos de Perdriel, salvo cuando "el agua brota pura y cristalina de la madre tierra", vividor consuetudinario y con suertes extraordinarias. Creo que todavía estoy vivo.En la primavera del 2.010 se me murió la poesía junto con unos cuantos pedacitos de corazón. Pero he vuelto, "cantando al sol como las cigarras", a sobrevivirme.

Así como soy

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