Senderos de geografía matemática
Desde tus pies el camino del deseo empezará decimal por cada uno de tus dedos. Será aritméticamente certero, como tus piernas esas finas sinusoides,singularmente perfectas.
Los tobillos que apenas abultan, naturalmente óseos, orográficos, son la delicada insinuación que con sus mínimas redondeces constituyen piedemonte sensorial precedente de los muslos, esos ríos epidérmicos que corren impetuosidades de llanuras extendiéndose voluptuosas y determinadas.
Por la estepa espaldar se puede llegar a la curvatura geoidal de la cadera. Desde allí, girando a ciento ochenta grados los segmentos precisos de mis dedos provocan hipérboles sobresaltadas en el leve vello erizado y triangular.
Este cuerpo propio del mediterráneo, como tal griego, itálico, sensual, exquisitamente femenino, sin embargo se debe recorrer geográfica y minuciosamente uspallatero como pueblo original.
Buscar las voces antiguas de su canto explorando sensorialmente las redondeces volcánicas, sobrellevar sus alturas sin cuerdas ni hipotenusas, encontrar las articuladas muñecas, descubrir el justo ángulo de los codos.
Así veremos que el breve hombro es toroidal. El cuello, suficientemente preciso
imprescindiblemente necesario, debo aclarar para mis besos urgentes de pretendido poeta.
Ascendiendo fogosidades indetenibles se encuentra la embalconada y firme
mandíbula mediterránea, singular, romana o pitagórica, donde descubrir lo congruente que resultan mi boca con su boca, arcos, cuerda y flecha mis labios horizontales y perpendiculares a su lengua.
¡Ah, su lengua ! Decididamente geográfica y de fuego, ardiente Llankanelo para nada racional ni matemática humedece inquieta, los contextos de las ciencias.
Desde aquella hay que dejarse caer por los aires del asombro descubrir la lluvia aleatoria de cabellos la tierna geometría del oído sus laberintos presurosos de deseo.
Detenerse, sólo un instante, frágil de tiempo como todo instante, para dejar un beso, suave y silencioso, un último y leve mordisco lobular.
Extasiado davinciano del cuerpo semidesnudo plenisensual, resultará conveniente
que luego de teorizar y experimentar para construir estos postulados y sus efímeras hipótesis se deje que aquel, empiece a descansar.
Alejar de sus oídos y miradas,por algunos momentos, los desvaríos verbales e intrascendentes con que pretendo sabiduría epigramática y darle tranquilidades racionales a sus párpados y los sueños, las manos y el deseo.
Terminando el recorrido precedentemente descripto estárá permitido con sumo cuidado de no despertar atardeceres, encender un cigarrillo, negro, buen tabaco, e lógicamente fumando dudar de todas las certezas.
Así predispuesto, pensar, tal vez estoy aquí jugando con las palabras y las matemáticas porque a su lado ya no tienen para mí, sonrisas melancólicas las mañanas.
Creeré que habrá un mañana y que al verano le seguirá el otoño,
con toda naturalidad.