miércoles, 23 de julio de 2008

ENSAYO

Senderos de geografía matemática

Desde tus pies el camino del deseo empezará decimal por cada uno de tus dedos. Será aritméticamente certero, como tus piernas esas finas sinusoides,singularmente perfectas.

Los tobillos que apenas abultan, naturalmente óseos, orográficos, son la delicada insinuación que con sus mínimas redondeces constituyen piedemonte sensorial precedente de los muslos, esos ríos epidérmicos que corren impetuosidades de llanuras extendiéndose voluptuosas y determinadas.

Por la estepa espaldar se puede llegar a la curvatura geoidal de la cadera. Desde allí, girando a ciento ochenta grados los segmentos precisos de mis dedos provocan hipérboles sobresaltadas en el leve vello erizado y triangular.

Este cuerpo propio del mediterráneo, como tal griego, itálico, sensual, exquisitamente femenino, sin embargo se debe recorrer geográfica y minuciosamente uspallatero como pueblo original.

Buscar las voces antiguas de su canto explorando sensorialmente las redondeces volcánicas, sobrellevar sus alturas sin cuerdas ni hipotenusas, encontrar las articuladas muñecas, descubrir el justo ángulo de los codos.

Así veremos que el breve hombro es toroidal. El cuello, suficientemente preciso

imprescindiblemente necesario, debo aclarar para mis besos urgentes de pretendido poeta.

Ascendiendo fogosidades indetenibles se encuentra la embalconada y firme

mandíbula mediterránea, singular, romana o pitagórica, donde descubrir lo congruente que resultan mi boca con su boca, arcos, cuerda y flecha mis labios horizontales y perpendiculares a su lengua.

¡Ah, su lengua ! Decididamente geográfica y de fuego, ardiente Llankanelo para nada racional ni matemática humedece inquieta, los contextos de las ciencias.

Desde aquella hay que dejarse caer por los aires del asombro descubrir la lluvia aleatoria de cabellos la tierna geometría del oído sus laberintos presurosos de deseo.

Detenerse, sólo un instante, frágil de tiempo como todo instante, para dejar un beso, suave y silencioso, un último y leve mordisco lobular.

Extasiado davinciano del cuerpo semidesnudo plenisensual, resultará conveniente

que luego de teorizar y experimentar para construir estos postulados y sus efímeras hipótesis se deje que aquel, empiece a descansar.

Alejar de sus oídos y miradas,por algunos momentos, los desvaríos verbales e intrascendentes con que pretendo sabiduría epigramática y darle tranquilidades racionales a sus párpados y los sueños, las manos y el deseo.

Terminando el recorrido precedentemente descripto estárá permitido con sumo cuidado de no despertar atardeceres, encender un cigarrillo, negro, buen tabaco, e lógicamente fumando dudar de todas las certezas.

Así predispuesto, pensar, tal vez estoy aquí jugando con las palabras y las matemáticas porque a su lado ya no tienen para mí, sonrisas melancólicas las mañanas.

Creeré que habrá un mañana y que al verano le seguirá el otoño,

con toda naturalidad.

jueves, 3 de julio de 2008

ANDREA








"Te escribo para compartir un algo de mis escritos". Así pensó que iba a empezar. Diciéndole, ya pasé la época en que cada cosa que escribía la consideraba genial, para luego desecharlo absolutamente porque lo escrito realmente es una porquería. Y envidia a quienes describen como Cortázar, y hacen poesías como Neruda. Andrea es arquitecta, lee a Cortazar y a Neruda, por ello debe ser que su ojo sensible descubre talentos literarios en sus alumnos de una comunidad periurbana, comunidad a la que el Sistema urbano-marginal.
Marginal. Los marginados generalmente llenados de violencias hacia dentro de ellos, contra ellos, desde ellos hacia todos, hacia muchos. Los que son víctimas, los que son victimarios. En esa comunidad periurbana realiza su primer trabajo como profesora de Matemáticas. Formada en un centro de excelencia académica y urbana, la profesora, que apenas sobresale en tamaño a sus propios alumnos del 9º año, descubrió a una alumna que será escritora algún día, y de quien otra profesora, justamente la especializada en literatura no se había dado cuenta que existía el talento.

El pasajero, acompañante ocasional de la arquitecta, cambia de idea. Ya no se siente seguro de mostrarle algo de lo que escribe, o de lo que está reescribiendo en este momento, una novela. Novela que ya lleva cinco largos años de marchas y contramarchas, y piensa, querría enviarle a la arquitecta algo de lo que escribo, sí, pero que sea bueno y le agrade. Eso es una evidente falta de seguridad en sí mismo, o una seguridad en que lo escrito no es bueno.
Eso, sin considerar que por Ley de Murphi, el propio correo electónico que adjuntará el escrito, nunca llegue a sus manos. Es decir, a sus ojos, porque las cartas escritas para ser recibidas por las manos son patrimonio del S.XX.
Ya nadie escribe cartas en soporte papel, y menos sobre ese papel escribe con sus propias manos y lápiz, siquiera un portaminas phi o,5, o tinta, siquiera una Bic amarilla trazo fino...

De una u otra manera le asalta el temor potencial a que no recibiera la carta, o el e-mail o el correo electrónico... Todo en potencial. Pero si en realidad venimos de un encuentro no casual a bordo del 310, ¿entonces?, ¿porqué la duda y el temor?
Y además, ¿cuánto hace que no lee nada de Cortázar o de Neruda.
La ruta por la que transcurre el encuentro donde se menciona a Cortázar y a Neruda sigue imperturbable. Siguen subiendo adolescentes preocupados por la prueba del día, conectados a sus celulares, mp3's, o 4's.


Andrea le gusta Cortázar, a mí me gusta Cortázar, y este absurdo temor al desencuentro...
Cuánto hace que no me encuentro con nadie que guste de leer a Cortázar, maldito Cortázar que escribe tan bien, maldito Julio que acabo de ver en un documental, ayer mismo, donde el periodista entrevista a Julio, y Julio con ese casteianó afrangcesado hace sus comentarios profundos para la ORTF en español. El periodista es inteligente, habla él poco y mucho Cortázar. Julio habla y habla con esa simple profundidad del que sabe escribir bien. Muy bien.Y Mucho.

La simple profundidad de algún escrito resuena en su cabeza mientras mira la sonrisa de Andrea, la chispa de sus ojos iluminando la penumbra del micro que por una rara casualidad hoy tiene calefacción pero entibia el ambiente menos que la conversación misma, conversación que respira ternuras de profesores apasionados por su trabajo, una, allá por el Bajo Luján, otro por allá el "desierto" de Lavalle, y ambos escritores que aunque dudan de la calidad literaria de sus escritos, gustan de escribir y más gustan de leer y encuentran poesía en la boca de las palabras, en las palabras que transcurren a lo largo de la ruta mientras una va hacia sus alumnos de matemática y otro camina al encuentro de los maestros a ver si los alumnos de lengua en el taller de doble escolaridad estarán escribiendo algo...
¿ Qué fue de ese alumno que el año pasado le dijo... el que se animó a decir ¿Director, cómo se hace para escribir poesías?
El director extraña su trabajo de maestro, cuando le leía a sus alumnos textos de Oliverio Girondo, y hoy no debe recurrir a resoluciones, el normativo, cúmplase rutinario, para que alguno de los maestros se sienta obligado a descubrir poesía en las palabras y gestos delos alumnos.


Andrea sigue hablando, y el rebozo blanco con que se cubre la boca y que tapa por el frío y que destapa para que sus palabras suenen con mayor claridad, relata de ese alumno descubierto en su hora de matemática que tiene talento, que gusta de escribir y que la profe de literatura no había descubierto.
Andrea es sensible.
Sensible, el Angel Gris, Dolina, la revista Humor. Qué bien que escribe Dolina.
- Pero vos escribís entonces?, se anima a preguntar.
El rebozo sube otra vez, otra vez baja, la chispa de los ojos de Andrea iluminan de nuevo, y ya se siente menos el frío y más el calor humano de la profesora de ciencias exactas que es arquitecta pero que descubre talentos, que es arquitecta pero escribe y respira con ternuras.
Qué pocos hoy, en esta apresurada aldea global se detienen a mostrar ternura por alguien, piensa el director, admirando sencillamente a la arquitecta que habla de sus primeros trabajos como docente de Matemáticas, y respira felicidad cada vez que sube al pésimo micro que los trasporta a sus respectivas escuelas.
- Aunque no, mal... qué se yo.
- Cómo?
- Escribo mal, creo.
No. No ha dicho qué se yo, pero escribe, y es de Aries. El director piensa, raro, pensé que debía ser Leo. ¿Porqué?, preguntará. No sé, se me ocurrió.
Pero sí sabe. Sabe del fuego de Leo, pero ya se ha olvidado de la ternura de aquella nacida bajo el signo de Escorpio. ¿Cómo fue aquello posible, hace tánto tiempo? ¿Aquella ternura de Escorpio? Tengo que escribirle a Escorpio, pero Escorpio quiere seguir en reclusión y silencio todavía.Reclusión y silencio después de haber sido amantes, después que volviera de Chile con ese impensado, no, ahora quiero que seamos amigos, porque allá, es que estoy enamorada de.... No, de vos no. Nunca.
¿Cómo se puede ser amigos después de haber recorrido la redondez perfecta de luna en su cadera y llevarla en el bolsillo para soñar ternuras? Para navidad me escribió una carta. Escorpio escribe. Escribe muy bien. Esas crónicas de una estudiante en el Medio del Mundo, cuando estuvo en Ecuador..." sos el hombre de mi vida" le escribió. Y para año nuevo, quiero que seamos amigos, porque allá, al Alejandro no lo podía lastimar. ¿¡Y a mí!? Es distinto. Distinto es escorpio. Escorpio es Cabra en el horóscopo chino. Por eso, eso fue una cabronada , piensa con bronca y confusión, que pasaron

- Apenas tres meses, y diecinueve días...
- ¿Cómo?
- Que tardé en olvidarla, diecinueve días y quinientas noches, Sabina, y quinientas noches...
Es decir, entonces, que aún no la ha olvidado, preguntará la arquitecta


El 310 sigue llenándose de adolescentes parlanchines, de otros colegas de primaria, de secundaria, del profesorado de la Villa Tulumaya. También sigue la conversación alrededor de escritos y poesías, estudiantes y seres humanos, cuando comienzan a descender los estudiantes que taponan apiñados la puerta.


Alcanzan a intercambiarse e-mails, o correos electrónicos, el phone number de los celulares, éste es el mío, te escribo, si, dale.
Dijo dale o él se lo imaginó? Y si lo escribió mal y nunca se vuelven a encontrar, como en la Autopista del Sur? Cuánto que falta para acercar palabras a la computadora, ponerles dirección y apretar send, cree recordar que en el primer sms le puso algo relacionado con carpe diem, sí, fue carpe diem, La Sociedad de los Poetas Muertos... Qué buena película, esa, el profesor que descubre literatura y poesías, enseña poesía y literatura, y vive...
Extraña su trabajo de maestro, cuando le leía a sus alumnos textos de Oliverio Girondo, y hoy no hace sino perseguir normas y resoluciones...

Ya sabe lo que le escribirá a Andrea cuando le escriba esta tarde, apenas llegado de la escuela. ¿Sabe? No, no sabe, cree saber que le gustará alguna de sus poesías, pero, le gustará realmente Cintura del Fuego en Huanacache?. No , no sabe, cómo saberlo si no sabe nada de ella, salvo que bajo la arquitecta respira un ser humano sensible, bajo el rebozo una sonrisa matutina que debe durarle el día entero, y sobre los ojos, estrellas de alegría por la vida.
El Carpe Diem, estuvo de más, esta mujer sabe vivir intensamente cada día.

Y sabe que escribe, sabe que sus ojos echan chispas de alegría, y sabe que sus ojos iluminan el camino de asfalto pero ya llegaron a la escuela técnica, y la profesora deberá descender Qué le escribo? Qué le escribo? Carpe diem, si, Cintura de Fuego en Huanacache, no, pero Neruda sin duda, no Neruda no, pero Cortazar sí. Cortázar.
La autopista del Sur
Adjunto el archivo y pruebo
Le gustará la Autopista del Sur?


No , no le gustó. Una semana después de enviarle A bordo del 310, recibió la contestación al sms del " te molestó lo que te envié por mail?" "Si, por favor- dice ella en su mensaje de celular - Preferiría que no me mandara ningún otro mensaje, ni correo, ni nada"

La Autopista del Sur...
Al menos, volví a leer la Autopista del Sur. El escrito de Cortázar sigue brillando, mientras la penumbra a bordo del 310, ha vuelto a ser penumbra.



















Datos personales

Mi foto
Maestro por equivocación, jubilado de la docencia pero no de los aprendizajes, escribidor de textos y poesías, escapador cuando puedo de las alienaciones del System, prisionero de los afectos, esclavo de la honestidad, temeroso usuario de la palabra, contestatario cuando puedo y a veces quiero, especialmente vinófilo de los Rojos de Perdriel, salvo cuando "el agua brota pura y cristalina de la madre tierra", vividor consuetudinario y con suertes extraordinarias. Creo que todavía estoy vivo.En la primavera del 2.010 se me murió la poesía junto con unos cuantos pedacitos de corazón. Pero he vuelto, "cantando al sol como las cigarras", a sobrevivirme.

Así como soy

Así como soy