sábado, 1 de marzo de 2008

Antigua sangre americana

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Creo yo que fuimos nacidos por primera vez en la muy antigua sangre americana.

Mucho antes de este presente, antes de ser como ahora somos, cuerpo, manos, brazos, ojo, ternura y sed, fuego y tierra, aire y vuelo, deben haber venido nuestros esenciales elementos, reencarnándose moleculares, reconstruyendo con paciencia la historia terrenal de nuestro infinito tiempo universal.

En alas del Machu Pichu habremos sido aquellos padre y madre originarios, que volando las alturas acortaron las distancias por el aire hasta la tierra y llegaron caminando hasta la achatada altiplanicie de la Payunia. Desde las Huayquerías del Tunuyán a las altas montañas de Los Andes, cerros de piedra rodando arriba, habrán escalado altas cumbres nuestra piernas.

Y a la vez, plenos de naturaleza, crecido vegetales en sangres arteriales por la selva tropical del Urubamba, y amazónicos, en lluvias extenuantes, siendo contrapuestos equilibrios de humedades verdes por todo el continente, hasta llegar despertados arenales en los secanos del Lavalle Huanacache.

Allí, tiembla mi recuerdo, se estremece mi memoria, fuimos, antes que el español llegara a esclavizarnos, hace mas de cinco siglos fue que fuimos, ¡ se que los hemos sido! antiguos dioses huarpes. Hermano sol, el Pinkanta Xumex en los granos del maíz dorado, y Pukxu Aklla Chiz Axe, la doncella hermana, navegándole en totoras los puros cielos de las aguas lagunares.

Por cuerpos líquidos nos extendimos longitudinales y en latitud abierta: en el sur pehuenche como gente de los pinos, y mucho más al sur, enhiesta araucanía inconquistable, rebeldía digna y fiera contra todo invasor que del norte nos viniera.

Tan amerindios fortificados de quínoa y calabazas en la ruta de los incas, desde ollaytantambo a los tambillos, por allá arriba en uspallata, como lento sendero por abajo en el valle de huentata.

Y más al este, arena que se mueve en Altos Limpios.

De lo que alguna vez ya fuimos apenas esos recuerdos tengo. Pero de guanachache. ¡Ah! esa dulce Huan aca che. Su cintura fue la extendida laguna con que nos fecundáramos en patos y peces, cernícalos o taguas, y se hiciera nuestra mirada verde, de jarillas verdes en las caras de mujeres, fibras de junquillo multiplicándose en hijos de la madre tierra que a todos hermanaba.

Arteriales incas de vena azteca, corazón de huarpe, piel de quichua, desde luego, en todas formas fuimos americana sangre.

Pero en otros continentes, también oriental suspiro de tenues miradas en Fujiyama, nómadas e indómitos bereberes, antiguas africanías de negro reluciente, altiva y primigenia latitud en Kalahari , y en la Lisboa portuguesa urbana melancolía entre sus calles.

En cualquiera de esos tiempos y lugares que recuerdo, cuando recuerdo como eran sus ojos o la mirada de los míos, recuerdo que alguna vez fue que fuimos lenguas escribiéndose fuegos en la encendida piel de los deseos. Brazos, manos, dedos abrazantes, pensamientos compartidos.

El todo y las nadas, pero siempre acompañándose de a pares. Cuerpo y alma, cielo estrella, agua barco, semilla y tierra…

Así hemos sido mucho antes de este presente , en el ahora que somos lo que somos.

Y a medida que nos pase el tiempo, así nos seguirá sucediendo con nuestra renacida conciencia de estar vivos.

Cada parte de nosotros, el alma y otro poco de los brazos, y otro tanto de las manos, epiteliales escribientes , como quiera que seamos, como sea que hayamos sido, como fuera que en distintas corporeidaes nos formáramos, nos seguiremos acompañando siempre, porque en tiempo humano siempre seremos como ahora lo somos y antes lo hemos sido: un solo destino, un solo destino,
en dos cuerpos diferentes
















1 comentario:

eltramonta dijo...

Si llegaste hasta acá, dejá huella de tu paso.Tu esencia y tu presencia, son parte de mi presente

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Maestro por equivocación, jubilado de la docencia pero no de los aprendizajes, escribidor de textos y poesías, escapador cuando puedo de las alienaciones del System, prisionero de los afectos, esclavo de la honestidad, temeroso usuario de la palabra, contestatario cuando puedo y a veces quiero, especialmente vinófilo de los Rojos de Perdriel, salvo cuando "el agua brota pura y cristalina de la madre tierra", vividor consuetudinario y con suertes extraordinarias. Creo que todavía estoy vivo.En la primavera del 2.010 se me murió la poesía junto con unos cuantos pedacitos de corazón. Pero he vuelto, "cantando al sol como las cigarras", a sobrevivirme.

Así como soy

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