miércoles, 25 de marzo de 2009

Sucedió en Julio

Dedicado a Silvina Lopez Pía, porque tiene un corazón que "gusta de respirar, susurrar, saltar, ponerse colorado entregarse,cuidarse de ingestas perniciosas y que sabe cuándo es tiempo de lavarse y tenderse al sol."
Y además porque ella tiene unos ojotes muy grandes, y porque tiene el corazón que tiene.-








Sucedió en julio.
Esta semana, para ser más preciso.
Cuanto te vi entre los puestos de flores de La Alameda, me enamoré de vos en un instante. Pero a mi corazón le provoqué un vuelco tan grande, que el músculo, sereno palpitante hasta ese entonces, se me cayó del pecho y huyó despavorido por la calle, preso de gran agitación.
A riesgo de morirme, aunque molesto por tan repentino capricho, salí tras él esquivando rosas, crisantemos y amapolas, claveles, transeúntes y floristas.
Conseguí alcanzarlo, poco antes que intentara ahogarse en una fuente para pájaros.
Allí, imperativo, lo detuve. Lo conminé a que volviera. Le exigí que retornara presto a su lugar de costumbre. Le expliqué que no por conocido, su latido me era prescindible. Y otras razones que me parecieron válidas, todas, totalmente lógicas.
Pero no hubo caso, se negaba a obedecer y yo, cansado de la dialéctica polémica, fui subiendo de tono y creo que hasta llegué a amenazarlo con algo, pues repentinamente salió como disparado hacia el centro, y, claro está, yo tras él.
Demás está decir que iba haciendo el ridículo, pues lo corría con mi mano derecha tratando de ocultar el hueco que había dejado en mi pecho, para que la gente no me preguntara porqué mi corazón me abandonaba, y menos aún de semejante manera.
Llegando a Garibaldi y San Martín, conseguí alcanzarlo, pero me eludió con sorprendente habilidad, se subió a uno de los semáforos cuya luz le guiñaba luces cómplices y desde allí, no casualmente, comenzó a increparme mientras se detenían los vehículos y sonaban atronadoras las bocinas de los conductores apresurados de siempre.

Una pequeña muchedumbre se juntó de inmediato, preguntando los de más atrás a los de más adelante
-¿Qué sucede, qué pasó, usted lo vio, cuándo y cómo empezó todo?. Los policías vigilantes del sentimiento, como siempre interrogaban
-¿De quién es ese corazón sospechosamente colorado que diatriba?
Algunos estúpidos abstractos se sumaron opinando
-¡Como siempre alguien haciendo nada!
- ¡Puras manifestaciones, nadie quiere trabajar, imagínense, hasta los bobos hacen huelga en este mes!
- Ahá- añadió el policía complaciente: éstas, son cosas de temer!
- Ay, Paquita, que nos quedará por ver- agregó una viejita a su vecina, con los bolsos de las compras en la mano, al tiempo que resonaba claramente un
- ¡Mujeriego empedernidoo! - gritado por mi envalentonado corazón que me señalaba más rojo de bronca que por la costumbre.
- Me das malos tratos. Tomás vino. Escribís poesías... ¡amás en demasía y sin descanso!. Pretendés meter en mí todas las nostalgias de Anabel y de Mariela, de Gilda como de Silvia…y no sigo enumerando porque esta lista se sigue agrandando, y ahora encima hasta soñando con una inexistente Nahira. Euuu, che, nop, ya es demasiado, ya no estoy para estos trotes... ¡Qué se yo cuántas cosas más me dijo… si hasta terminó por acusarme de contubernio con la prosa y poligamia con las rosas!
Y la gente anónima creciendo en número, y yo mirando para otro lado, y ya llegaron de los diarios, el multimedio de las radios y hasta los bomberos voluntarios...
Debí haber imaginado que no resultaría común que un corazón se encaramase a un semáforo a despotricar contra su dueño, así es que cuando más de una vecina solterona y envidiosa de amapolas comenzó a solidarizar con él, mi corazón, a voz en cuore, me lanzó desde la esquina, entusiasmado por tan inesperado como efectivo apoyo, su tremendo ultimátum.
-¡O yoo...! - me gritó con su voz temblorosa de actor aficionado - o vos y tus mujeres, el vino, las rosas y la prosa.

Es cierto. Interiormente me identifiqué con lo franca y decidida de su actitud subversiva. Pero no obstante, con la cabeza en alto y una sonrisa a flor de labios que en ese momento de euforia sé que él no entendería, me alejé sin contestarle camino de retorno a la Alameda, soñando nuevamente en rosas, crisantemos, amapolas y claveles, y esquivando transeúntes cada vez más apresurados.
A unas cuadras de distancia, poco antes de volver a encontrarte, me di vuelta y lo miré. Ya estaba sentado en el tierno regazo de una joven periodista, repitiendo su historia, mucho mas calmado, nuevamente enternecido, de nuevo rojo y palpitante, y tontamente enamorado otra vez, como yo me imaginaba.

Si te cuento todo esto, Muchacha de Julio, es porque desde ahora deberemos apretarnos juntos, muy juntos, para que pueda compartir tu corazón. El mío quizás retorne, nostalgioso, por la primavera. Mientras tanto, por favor apretame fuerte. Muy fuerte.
Mendoza es fría en julio, y yo estoy sin corazón.

OsValdo Tramontina
de Los Estados Generales del Corazón

2 comentarios:

ade dijo...

- Fantasticamente hermoso. Se puede amar a tantas personas tanto hasta hacer que el corazón se escape???? Besos. Ade

eltramonta dijo...

Si, Ade! el mío es un caprichoso enamoradizo de cuanta mujer ternurienta ande por aquí u allá cerca. Gracias por estar siempre cerca de él.Abrazón de alma

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Maestro por equivocación, jubilado de la docencia pero no de los aprendizajes, escribidor de textos y poesías, escapador cuando puedo de las alienaciones del System, prisionero de los afectos, esclavo de la honestidad, temeroso usuario de la palabra, contestatario cuando puedo y a veces quiero, especialmente vinófilo de los Rojos de Perdriel, salvo cuando "el agua brota pura y cristalina de la madre tierra", vividor consuetudinario y con suertes extraordinarias. Creo que todavía estoy vivo.En la primavera del 2.010 se me murió la poesía junto con unos cuantos pedacitos de corazón. Pero he vuelto, "cantando al sol como las cigarras", a sobrevivirme.

Así como soy

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