Empieza con urgencia nuestro primer solsticio de verano.
La geografía de nuestros fuegos se incendia
un poco Huanacache, otro tanto Llankanelo.
Te sorprende mi abrazo prolongado
Diré, mirando a la ventana
mañana
será el día más largo en esto que va del año.
Tan suave como siempre,
la noche y su distancia sigilosa
está de espera por nosotros.
Como siempre
cuando llegue así de noctámbula,
te buscaré secretos y preguntas
mordiendo en un descuido tu oreja de italiana.
- ¿Brillarán mañana las estrellas
en lo profundo de tus ojos? ¿Amanecerá con sol
el cisne delicado de tu cuello?
¿Estará la simple frescura natural
orillando sabrosa tu boca de duraznos?
Tumultuoso y norte cielo la geografía de tu cuerpo
escribe las respuestas arrastrando epitelios de zonda.
Alfarero primitivo hago y deshago formas
intentando mariposas que refresquen efímeras
tu pecho de azahares encendidos.
Amanecés en mis brazos.
Amanezco en tus brazos abrazado
Abrazo amaneciendo las distancias que por fin
se mueren en esta mutua compañía
Se estremecen
esas cantidades que siempre te preocupan
cuando te busco las piernas
y las encuentro con mi lengua de mil fuegos
reinventando tupungatos y malales.
Urgida por tus risas, vuelan las sábanas
cristalinas sonrisas de laguna del diamante.
Extendidos humedales de huanacache a llankanelo
el aire de nuestra cama se extiende más allá de los tiempos
cuando nuestros labios alzan vuelo
enrojecidos de flamencos.
En cinturas de arena y de lagunas, de junquillo y de jarillas
amarillentos de arenas y maíces, verdes de parras y de valles
nos acostamos otro día entero
largamente longitudinales en deseos.
Anocheciendo, cada tramo acortado de horizonte
escandaliza aún más a tus codos.
Enmudece mi garganta desquiciada de palabras
pero grita tu cadera rebosante de frutales y verano.
Tus pechos tiemblan, ávidos de llanuras
Uvas totales de vendimias y melescas
las tranquilas arenas del desierto
son agitadas por el viento de las bocas.
Reverberan los escasos oasis de telteca
se encrespan las salvajes selvas púbicas
Todo este sensual territorio corporal
se reinventa a cada instante
en nuestros abrazos sin tiempo
Habrá un más tarde
sin embargo
pero en esas lejanías
la geografía de nuestros fuegos
aun se estará incendiando
cuando llegue la noche de los párpados
a tratar de encerrarnos los volcanes.
Solamente entonces dejará de pasar el tiempo
Ya no vendrá con tanta urgencia
el día más largo del solsticio de verano
Será la noche más corta en esto que va del año.
La geografía de nuestros fuegos se incendia
un poco Huanacache, otro tanto Llankanelo.
Te sorprende mi abrazo prolongado
Diré, mirando a la ventana
mañana
será el día más largo en esto que va del año.
Tan suave como siempre,
la noche y su distancia sigilosa
está de espera por nosotros.
Como siempre
cuando llegue así de noctámbula,
te buscaré secretos y preguntas
mordiendo en un descuido tu oreja de italiana.
- ¿Brillarán mañana las estrellas
en lo profundo de tus ojos? ¿Amanecerá con sol
el cisne delicado de tu cuello?
¿Estará la simple frescura natural
orillando sabrosa tu boca de duraznos?
Tumultuoso y norte cielo la geografía de tu cuerpo
escribe las respuestas arrastrando epitelios de zonda.
Alfarero primitivo hago y deshago formas
intentando mariposas que refresquen efímeras
tu pecho de azahares encendidos.
Amanecés en mis brazos.
Amanezco en tus brazos abrazado
Abrazo amaneciendo las distancias que por fin
se mueren en esta mutua compañía
Se estremecen
esas cantidades que siempre te preocupan
cuando te busco las piernas
y las encuentro con mi lengua de mil fuegos
reinventando tupungatos y malales.
Urgida por tus risas, vuelan las sábanas
cristalinas sonrisas de laguna del diamante.
Extendidos humedales de huanacache a llankanelo
el aire de nuestra cama se extiende más allá de los tiempos
cuando nuestros labios alzan vuelo
enrojecidos de flamencos.
En cinturas de arena y de lagunas, de junquillo y de jarillas
amarillentos de arenas y maíces, verdes de parras y de valles
nos acostamos otro día entero
largamente longitudinales en deseos.
Anocheciendo, cada tramo acortado de horizonte
escandaliza aún más a tus codos.
Enmudece mi garganta desquiciada de palabras
pero grita tu cadera rebosante de frutales y verano.
Tus pechos tiemblan, ávidos de llanuras
Uvas totales de vendimias y melescas
las tranquilas arenas del desierto
son agitadas por el viento de las bocas.
Reverberan los escasos oasis de telteca
se encrespan las salvajes selvas púbicas
Todo este sensual territorio corporal
se reinventa a cada instante
en nuestros abrazos sin tiempo
Habrá un más tarde
sin embargo
pero en esas lejanías
la geografía de nuestros fuegos
aun se estará incendiando
cuando llegue la noche de los párpados
a tratar de encerrarnos los volcanes.
Solamente entonces dejará de pasar el tiempo
Ya no vendrá con tanta urgencia
el día más largo del solsticio de verano
Será la noche más corta en esto que va del año.
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