domingo, 7 de julio de 2013

aquellos días con la luna de setiembre


¿Te acordás de octubre?


Hoy me levanté con ganas de no escuchar noticias, sino cantar a los pájaros de octubre.

¿Te acordás de octubre?. ¿De aquel octubre que nos encontró militando para dar vuelta al mundo, ponerlo de cabeza, el norte para el sur y viceversa?

Hubieron tantos octubres, pero hoy sólo pienso en el octubre de hoy, que apenas empieza como otro día más, pero es de menos… Estoy exhausto, extenuado, rendido, desfalleciente... Son tantos los sinónimos que expresan mi fatiga en esta mañana de octubre... las noticias, no son novedad. Casi diariamente un asalto. Todos los días accidentes de tránsito.  Cada siete  jornadas una muerte violenta.  Una vez al mes una violación y una mujer violada. Cada tanto un feminicidio, homicidio, suicidio. Cada vez más exasperante la lentitud de los juicios por la verdad, la memoria, la justica, como solemne y digna las viejitas que son  cada día más viejas esperando con sus arrugas y mirada que se diga la verdad, se recupere la memoria, que la justicia no mire para otro lado como si nada. Por eso debe ser que se callan , y su silencio aturde el canto de los pájaros, aquellos pájaros de nuestra primavera, de nuestro octubre.

Nada, con ganas de nada me he levantado hoy,  rendido ante los asaltos a mano armada, los chicos que siguen estando en la calle, el viejo muerto que se murió de frío...Hoy no puedo, hoy no quiero escuchar candidatos ni elegidos, ni saber del tránsito, las muertes, violaciones, las manos armadas, ni de los chicos en la calle, ni de viejos que se mueren de frío, ni enterarme que otro juicio se posterga.  No puedo con los mentirosos candidatos  o elegidos, ni el tránsito, las muertes,  las violaciones, las armas y los viejos y el frío y los juicios que se demoran. No puedo. Ellos me han podido y yo hoy, no he podido evitar que el candidato o elegido me mienta, el tránsito me atropelle, la muerte se retracte, los acusados sean condenados, el chico siga en la calle, o el viejo se muera dignamente de viejo, nomás y no por el frío.

Te parecerá extraño escuchar de mí, que hoy no quiera otra cosa que querer escuchar pájaros, un simple piar de gorriones, por ejemplo.  Que quiera ver volar una mariposa y no un avión... pero no te confundás, no es que no quiera, sino que no puedo, estoy cansado, maltrecho, reventado de estar bancándome sólo el frío del viejo y su muerte, la mentira del candidato o elegido que siempre mata la esperanza, y la lentitud de los juicios, que siempre matan de viejos a los que esperan la verdad y la justicia, y a los acusados que se mueren de viejos indignos porque ni uno solo ha dicho dónde está algunos de los que secuestraron, abuelos, padres, jóvenes y niños... casi nada.

Hoy, en este octubre, sólo quisiera escuchar al pájaro de tu voz cantándome en la oreja, sentir tus manos de mariposas sobre mi hombro, saborear tus labios de duraznos soplándome un beso tierno y a tu brazo de abrazos y ternuras diciéndome, no, no estás solo, yo estoy aquí a tu lado para ayudarte, que me ayudes y así tal vez… sólo uno, con uno sólo sería necesario, nunca suficiente, evitar que un alguien me mate la esperanza,  que no haya un accidente de tránsito, otra muerte, esa violación, aquel asalto, el pibe que se paquea por la calle, la muerte vieja que mata al viejo muerto de frío solitario, y al viejo solitario que se va a morir callando dónde están los muertos que mataron. Cómo ordenar las prioridades, carajo, qué poner primero ante tántas muertes, y yo pidiendo el canto de un pájaro, un beso de tu boca de duraznos... Hoy yo también soy noticia, pero junto con vos, te juro, aunque hace rato que no jure ni me santigüe frente a las catedrales... es que hace tánto tiempo que me olvidé que el Dios mío ya no es mío ni nuestro, porque algunos putos curas también son violadores o pederastas, o consoladores de genocidas y la Iglesia que me bautizó no lo hable ni condene ni se levanten las sotanas de los obispos, del Papa para cagarlos a patadas. Yo, te juro, alguna vez me dí de golpes contra el pecho por mis pecados, hasta que me golpearon la cara, y las dos caras de la mejilla,  y la tuya, la de María, la de Pedro y aquél que bajo la capucha no fue consolado, de aquella que bajo la capucha fue violada, de aquella que encerrada  le secuestraron el hijo y aún no se lo devuelven ni a la madre muerta ni a la abuela viva.
Por estas cosas que digo es que te pido, a vos que recién me conocés, en este día de octubre, es que pido un canto de pájaros, un beso de tu boca de duraznos, un brazo de tu brazo de compañera que me abrace, que me permita sostenerme, que me permita sostenerte, que nos permita sostenernos. Eso es lo que pido, apenas una, una sola de tus manos y así, seguro que entre los dos ya seremos más y seguro, seguro, seguro, entre los dos escucharemos cantar a

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Maestro por equivocación, jubilado de la docencia pero no de los aprendizajes, escribidor de textos y poesías, escapador cuando puedo de las alienaciones del System, prisionero de los afectos, esclavo de la honestidad, temeroso usuario de la palabra, contestatario cuando puedo y a veces quiero, especialmente vinófilo de los Rojos de Perdriel, salvo cuando "el agua brota pura y cristalina de la madre tierra", vividor consuetudinario y con suertes extraordinarias. Creo que todavía estoy vivo.En la primavera del 2.010 se me murió la poesía junto con unos cuantos pedacitos de corazón. Pero he vuelto, "cantando al sol como las cigarras", a sobrevivirme.

Así como soy

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