sábado, 18 de octubre de 2008

Los dioses están entre nosotros











1) Diosa de la Lluvia, escultura Huaxteca; 2) Silenus-Bacus Terraniensis; 3) Misha by Slastyonoff-Domai; 4) Ninfas y sátiro, de William Adolphe Bourguereau;




Octubre. Ha pasado un año desde el último. Y meses, desde la última vez que nos hablamos. Desde la ventana del blog sigo esperando que, al menos, me deje un comentario. Inútilmente, aunque sé que me lee. Han pasado tres meses, ocho semanas, algún período de tiempo, indefinido pero preciso, desde que subí el último post.
Nostalgia, saudade, melancolía, sinónimos de esas cosas habituales en mí.
Entró a la sala del chat y escribió: "pensé que ya no querías saber más de mí".
Contesté, sí, ya sabés... esas tonteras. Infantilidades mías. Algo de eso. Defecto humano.
Pareció sorprendida. Quizás esperaba que yo la atacara, recriminara, insultara. Algo de eso.
- ¿Tal vez podamos juntarnos para hablar, recordar cosas?- pregunté con dudas.
- Sí. Estaría bueno - pareció entusiasmarse.
- Vienen las vacaciones de julio, así es que tendremos tiempo... ¿Te pinta...? .
- No, no – escribió - Sé que te vas a calentar, pero no puedo hasta dentro de una semana. - No. Mejor dos, o mejor aún, tres. Sí, sí, hasta dentro de tres semanas. Y ahí vemos.
O sea, volvía a lo de siempre desde el último verano y después de los jazmines.Patear hacia adelante, no vernos, no hablarnos.
Una fugaz, lacónica pregunta en el chat: “¿qué hacés...?.” Dos palabras , ocho vocales, algunas consonantes.Así fue que comenzamos. Hoy pienso que querría olvidarla por fin. Desterrar para siempre la memoria epitelial que la contuvo. Pero antes, volver a tomar con ella una última cerveza, negra. ( Le encanta la cerveza, pero negra. La cerveza, obvio, sería una excusa ).
- ¿Por los viejos tiempos, te pinta?

Un pack de Barba Roja, esa malta especial y morena, artesanal, es lo que había traído de Santa Fe, para festejarnos después de la primera vez. Y una jarra litrera, en cerámica natural San Lorenzo, el mejor envase para tirar una cerveza con espuma, con un asa grande para sostenerla con seguridad y una boca ancha para que los labios quedaran con espuma sobre ellos.
- Tengo un moustache blanche - dije riéndome.
- Mustach blanc - me dijo ella con seguridad, porque sabe francés. Y otras románicas.
- Todas vienen de cuando Roma era una pequeña aldea" - había dicho - Francés, catalán, gallego... Latín, obviamente.
Pero en ningún idioma quiso llevarse la jarra a su casa. Dijo: Aleph, Beth, buena ama de casa es más más valiosa que las perlas; el corazón de su marido debe confiar en ella, citando las dos primeras letras griegas del Libro de Los Proverbios.
- Mi viejo, vos sabés, no debe sospechar.
- Entiendo - dije yo, creyendo que entendía. Ouí.Ces't 'l'importanté. Ella se rió por mi pésimo francés, románico o no. Era octubre. Octubre del año pasado. Los jazmines en parra de mi patio habían empezado a prepararse para aromar el nacimiento del verano con sus azahares.
- Juntémonos para hablar, ¿ah? - le había preguntado un año después de aquello, pero en castellano.
- Sí, sí. Por los viejos tiempos. Después de todo, nos lo merecemos, ¿verdad?
- Claro - dije yo - y tomarnos una cerveza negra en la vereda de algún bar, de alguno de los muchos que hay por acá, pero en la vereda, donde se pueda fumar todos los cigarrillos que se quiera. Que yo quiera. Porque yo fumo y mucho. Ella no, pero no le molesta que fume. No se puede en espacios cerrados. Una ordenanza municipal y una ley provincial prohíben fumar en lugares públicos.
- ¿Prohibido fumar, acorta la vida, peligroso para la salud?. Los cerdos burócratas cuidan la salud, por la vida - había dicho ella - pero nada dicen de las 2.58o personas asaltadas con violencia, de las 36 que mataron violentamente, de las 4 violaciones y sus embarazos violentos, ni de las subrepticias escaladas donde entregaron fotos de sangre y pu trefacciones a las dos menores violadas para que no abortaran diciéndoles que el aborto es una violencia extrema. Pero ni una palabra de la extrema violencia de la violación. Extraña gente estos humanos que se preocupan del humo de un cigarrillo.
- Sí, coincidí yo. Nos prohíben fumar y antes nos prohibieron hacer el amor en vez de la guerra. Sí, extraños somos, acuerdo con vos. Hoy, nos venden la guerra como un artículo de necesidad y urgencia, por designio de Dios. De Dios-doble-v Bush, dije.
- No. Son humanos muy humanos. Caricaturas de dioses, insistió ella en Altos del Potrerillos, sobre la boca de un manantial extraña, antropomórfica, inquietantemente femenino.
- Es una de las diosas del agua. Huaxteca - contestó su voz a mi mirada - De su orgasmo intenso nace esta agua pura y abundante. Hay una exacta representación de ella en el Tecnológico de Ciudad Madero, completó mi interrogante esbozando una línea de sonrisa, mientras recorría con sus manos la forma del sombrero vúlvico. Suspiró. Otros humanos, en diferentes culturas, las llaman Ninfas, o Núberes, o Knospes...Mayu Maman le decían los antiguos diaguitas, pieles oscuras, diosas rubias... suspiró aún más profundo. Quishuas andinos, grecos mediterráneos...es el mismo simbolismo hídrico... la fertilidad, la vida. Todos venimos de la misma fuente, del Agua. Ella es nuestra Madre - dijo deshaciendo las tiras de cuero de sus sandalias, mientras miraba un tanto preocupada hacia atrás.
- Por aquí cerca andan los sátiros, con sus vergas siempre listas. Lujuriosos. Insaciables, dijo subiendo la vista hacia la falda de la montaña, como si los estuviera viendo encabriolarse entre las fumarolas que trepaban el amanecer desde la vega.
- Los humanos son extraños - volvió a repetir, ensimismada, ya con los pies desnudos danzando sensualmente dentro del agua borboteante, que parecía cantar acompañando el movimiento - Algunos quieren ser dioses, y lo echan todo a perder, dijo con sus manos en el agua y la mirada otra vez más allá de sus ojos.
- Altos del Potrerillo es español, insignificante, contemporáneo, superfluo.
Luego, sin mover los labios, en suave letanía, pronunció algo así como "chuyachiy... yaku ". Yaku es agua en quichua. Y Yaku´i es el espíritu que en forma de flauta canta en el fondo del río. Eso es Kamaiura, del Amazonas. Pero las Amazawn...
Se calló entonces, pero sus piernas siguieron cantando movimientos, entrando y saliendo entre los borbotones crujientes y helados.
Un año después desde aquel entonces, negligencia de los operadores, humanos, obvio, hubieron dos derrames tóxicos y contaminaciones diversas de aquellas aguas de antigua pureza, pretéritas de insignificantes españoles y trascendentes quichuas. Kilómetros abajo de donde estábamos, las aguas del Río Mendoza, arrastraban terrosidades y suciedad. Era octubre y habían comenzado los deshielos.


- Sólo agua, gracias. Un vaso con agua - me había dicho después de hacer el amor la primera vez. Y fumamos. Yo, fumé. Después de beber un jugo natural de naranjas, con un poco de vodka. No, no era vodka, era ron. No ron cubano. No un Habana Club ni un Guayabita. Ni un Black Jamaica. (Los cubanos son mejores, el Guayabita el más sabrosón, pero a ella le traían malos recuerdos, y acá no se consiguen, ni el cubano ni el jamaiquino. Me refiero al ron).
- Naranja y un Guayabita para mí. O un mojito a la Vicenzo. ¿Y para vos?
- Agua. Natural. Un vaso. Gracias.
Bebidas adecuadas a la historia de cada uno, para después de hacer el amor. O durante. O antes. Pero cuando quiera que fuese o bebiese, que le sirviera para olvidarse del chileno nacionalizado cubano y de su ron, porque la tuvo mal de amor. Muy mal.
- La puta madre que lo remilparió a ese hijo de mil puta. Ojalá que la verga se le pudra. Es lo menos que le deseo - me contó en el chat. A la puta madre que lo parió, o hacia donde la profe le mandare o mandase los Oceánicos huracanes que lo barrerían del mapa. O de Chiapas, o Tenochtitlán, o donde quiera que estuviera o estuviese haciendo sus defecaciones académicas, y/o sus defecciones políticas y/o sus cagadas afectivas, "pero que la chota se le caiga a pedazos. Y aún así, no sufriría lo suficiente", dijo con furia en su mirada y en su voz.
Yo pensé, lástima, qué mala suerte lo que les pasó, porque ella, como yo, adora cuba y a los cubanos. Yo, más a las cubanas, obvio, sobre todo a María de Los Mares. Bebiendo naranja y ron, o un mojito a la Vicenzo, y ella agua clara y natural. María de los Mares no. Ella sí bebía ron cubano. Y de qué manera.
Bebidas refrescantes y estimulantes, para después de hacer el amor, o durante, o antes, como quiera que sea fue a causa de Cuba y los cubanos que el 26 de julio del año pasado la había descubierto en el "escritodesdeacá.com.ar".
(El foro es muy bueno, por si les interesa el dato, y además, tiene el bonus trak de cantautores originales acompañando algunos de los escritos).
Aunque participo frecuentemente, siempre he desconfiado de esos virtuales, mentirosos e improbables lugares como sitio para descubrirse el alma, al menos el de una Nereida.
- ¿Porqué el nombre si se puede saber?
- Es un pseudónimo, de mi primer cuento corto. ¿Lo leíste?
- Nop, he estado un poco encerrado últimamente, ya sabés, esas cosas mías. Así que... ¿Una Nereida?
- Nereidas, en realidad... Eran cincuenta, las hijas de Nereo y de Doris.
- Ah, claro, diosas, como vos - dije yo. Ella se sonrió con esa sonrisa misteriosa.
Su boca sonreía, no sus ojos.

Nombre de diosa, más que de escritora, a Nereida la fuí descubriendo a partir de octubre, cuando, en un coffe-bar, frente al Hospital de los Españoles, le agradecí a la tecnología el haberme permitido conocer a la mujer real que sustentaba el alma de la persona que en la ficción se llamaría Nereida, y que en la realidad de la ficción, la mujer novelista había creado para protegerse del Baco-Sileno que yo encarnaría cuando ella descubriera la abundancia de botellas de Jamaica, Chile, Venezuela y Puerto Rico que guardaban en su interior el aroma de las mujeres que habían viajado de la virtualidad de los chats a mi cama, o escapado de las sábanas para volver a la virtualidad.
- ¡Pero si sos un mujeriego! - habría exclamado Nereida al contar una por una las botellas de ron, de vodka y de bourbons que desfilaban mi prontuario frente al espejo del bargueño, aquella primera tarde de octubre. Después, nuestros encuentros fueron tan seguidos como las primeras páginas de su novela "Los dioses están entre nosostros" y tan urgentes como las últimas de mi "Antiguos Soles". En este año que pasó, su novela llegó a la imprenta tan rápido como la mía al cesto de los papeles. Ambas tuvieron el destino que mejor se merecían.

Antes de aquella cerveza frente al Hospital de Los Españoles, mucho antes de tomar nuestro primer vaso de agua clara ella, y naranja y ron yo, y mucho antes de hacer el amor, obvio, es que ella había comenzado a entretejerme el epitelio con nudos marineros, aunque virtuales.
Virtuales pero contundentes, las palabras de Nereida encendían el fuego del Jasón y de cuantos argonautas como yo la leyeran. Y mucho más, si la conocían, supiesen nadar o no en las aguas de su sensualidad, fuesen o no en busca del estúpido vellocino de oro, en vez de las perfectas curvas de su cuerpo.

Lo nuestro había empezado en el chat. Yo tengo banda ancha full full. Ella, conectaba desde el cíber que está a una cuadra de su casa, "lejos de la mirada de papá", escribía:
- "¡Yo no tenhp fltss de prtpgrafía, es éste teclado verga!"( m.sic)
"La elección en el recotorado está para el culo. Te digo más, si lo eligen a Perez Narvaez como decano, voy y me corto una teta"( f.sic);
"los putos consejeros de la facultad me chupan un güevo" (p. sic);
"yo no soy una de esas minas histéricas como la titular de Historia Antigua y Medieval. O la Decana. A ellas les falta una buena cojida. Con una verga así de grande".(f.sic). Y ampliaba a considerable distancia sus manos de dedos finos y delicados.
- ¿Y vos? - Pregunté yo, entrelazando esos dedos, más de artista que de escritora.
- Yo, no. Cuando quiero cojer, voy y cojo. ( sic y sic)
Decía eso y su sonrisa ya no era sensual, sino exquisitamente intrigante. Su sonrisa. No su mirada.

Me asombraba su lenguaje desprejuiciado de falsos convencionalismos en las conversaciones reales, tanto como me apasionaron los diálogos de su novela entre Silenus – Gilgamesh por Oréades, y la mezcla de Afrodita, Artemisa y Hestia, para nada Hera, aunque Nereida fuese más real que el cubano-chileno “Gilgamesh” ( su seudónimo de escritor) El pseudónimo, el pseudo escritor, mejor dicho, es el que había seducido primero, luego hecho perder la virginidad, y más tarde puesto, a la entonces estudiante de literatura, una docena de cornamentas entre Varadero y la Habana Vieja. El real escritor Robin Wood había hecho del Gilgamesh de historieta un tipo solitario, seguramente una necesidad del guión, pero en la historia que a Nereida le dibujó para la tesis el cubano, una suerte de animée, el Inmortal parecía un súper héroe al estilo de...
- ...las historietas yanquis, donde los súper héroes son súper putos. Aunque entre los calzoncillos amariconados les muestren un bulto que pareciera un vergón.
- Pero si en el café vos me dijiste que él...
- Es el más puto de todos. Me chupa un güevo su opinión.
- Un ovario, en todo caso. Sería más apropiado.
- Ahá, sí, pero no suena igual. Menos ahora. ¡Y dejá de mirarme el culo!

Me gustaba su lenguaje desprejuiciado y pendex, el cual sin embargo, escondía tabúes contemporáneos y unas paradójicas y freudianas contradicciones relacionadas a su...(Acabo de notar que no me gusta cómo suenan en el texto las palabras escatológicas. Raro, pero cierto. Lo mío debe ser algo freudiano también).
Lo concreto es que ella era desprejuiciada en el lenguaje de las palabras y yo en el metalenguaje de los cuerpos. Me excuso de detalles acerca del tal metalenguaje basándome en el clásico de Epiménedis el Cretense y en lo aseverado por Russell en su introducción al Tratatus Logicus Philosóphicus de Whitgenstteins, "lo que puede ser mostrado no puede ser dicho". O sea, está claro, ¿no?.
En cuanto a lo formal de nuestra relación y por la cual llegamos a las sábanas a pesar de la cerveza negra, o mejor dicho a causa de ella, yo reía cuando hacíamos el amor y ella había dejado de llorar cuando lo hacía. Algo freudiano, sin duda, además del metalenguaje. Pero no hablábamos durante. Sí antes. Mucho. Y bastante después de. Durante, no le gustaban las luces fuertes. En realidad, ningún tipo de luz, y menos que viera su cuerpo desnudo, ni que alabara sus piernas, ("esas largas sinusoides singularmente perfectas") y menos cuando venía de su sesión con el siquiatra. Con la psiquiatra. Psicóloga. ¿Cómo se llamaba, se llama?. ¿Sería cierto que iba a la sicológa, a lo de... ¡Marta! ¡Se llamaba Marta Pincolla!
- Raro nombre - había dicho yo ¿Es mapuche?.
- No, Pincolla... La Pincolla, así la nombran los humanos de la Isla de Chiloé. Es otra semidiosa - había dicho ella con esa expresión intrigante. De su boca, no de su mirada.

¿Sería cierto que iba a lo de Marta, fuese Pincolla de origen mapuche o chilota, y que la psiquiatra la encontrara mucho mejor desde que nos acostábamos para hacer el amor, aunque fuese en la obscuridad y en aquellas largas horas del intenso trópico de montaña al amanecer, que Nereida prefería a los tranquilos valles poblados de fértiles uvas del atardecer, porque allí era donde Silenus destilaba sus brebajes para emborrachar de pasión y sexo a las mujeres, fuesen éstas diosas, o simplemente humanas? ¿Habrá existído Marta Pincolla, o sería otro de las desdobleces con que a veces me desconcertaba cambiando abruptamente de psiche?
Por las dudas, sería prudente cambiar el nombre de Marta, ficcionarlo. Tal vez sea cierto que exista. Y si se reconoce en el blog tal vez pueda iniciarme acciones legales.¿Cuáles? No sé, pero no debe gustarle que utilice su nombre y menos que me acueste con una de sus pacientes, eso es seguro. Aunque Nereida dice que debería conocerla, así ella deja de hablar de mí y yo de analizarla a ella. A Marta y a Nereida, me refiero.Respectivamente.

Como quiera que sea, el Silenus de su novela inspirado por mí, fue declarado especialista en culología, ( hablando de metalenguajes y de Freud) y obligado a colocar una placa de cerámica en la puerta de su casa, que en la Creta de la Cuarta Oeste, explicitaba: Licenciado Vicenzo Trentacoste, mediterráneo, experto en culos, y escribiente del tratado fundacional de la PACOLA, Primera Asociación de Culo Observadores de Latino América.
-Del Mercosur sería más apropiado - dije yo.
- Los culos de las brasileñas son perfectos - dijo ella ensimismida, ignorando mi corrección - Y no es con Pilates, precisamente. No. Esos culos son de diosas: Afrodita, Inanna, Astarté, Turan, Venus, Freya, Ushas. De originalidad Griega, marca románica o contundez nórdica, como quiera que las nombren los humanos, son perfectos.
Sin embargo había gritado ¡dejá de mirarme el culo! cada vez que me sorprendía mirándoselo,
( y siempre me sorprendía) . Y como siempre, me lo decía con furia. En su mirada, no en sus labios.

Ella podía decir culo sin problemas, pero al igual que Atenea, que nació armada de la cabeza de su padre, así ella podía recurrir al suyo para batallar un estentóreo "¡Papáa, aquí están comparando mi culo con una frutería!" (Yo había escrito, y se lo estaba leyendo: “crocante redondez, manzana del Tunuyán...” Era por celular que estábamos hablando, ella estaba por comer una horiatiki, toda aderezada, obviamente, en aceite de oliva, y acompañado de queso Feta). Ahí fue que pegó ese grito y se oyera claramente la voz recia de su padre siguiendo con la "broma" ¡el que se mete con el culo de mi hija será decapitado sexualmente!
El padre podría decir culo sin problemas, como la hija, pero a mí el teléfono se me cayó de las manos, y "el rojo de los atardeceres en Potrerillos" fue demasiado pálido ante el incendio de mi cara, aunque nadie me estuviese viendo. Pero sí escuchando, nada menos que su freudiano y greco progenitor. El mismo que supuestamente nada sabía que era yo, no el Silenus- Baco de ficción, sino el Vicenzo por el cual, en octubre del año pasado, por ese “obscuro objeto del deseo”, la Nereida real había derramado sensualidades de Afrodita en el mar de mi humana cama de la Cuarta Oeste).

Pensándolo bien, siempre fue desprejuiciada en el lenguaje, pero, no en el momento de hacer el amor. Ah, y casi siempre, subconcientemente ¡o no? algún hiriente chascarrillo antes, o después de hacerlo, hacia mí: "Vas a lo de La Turca porque es un boliche gay, no porque actúen tus diálogos del "Zen o no Zen" (una pretendida farsa bizarra, única obra mía que ha llegado a la luz pública); Tenés un hermoso culo, deberías actuar ahí, en vez de escribir.
- Tomate el palo - me enojé esa vez.
- Pero si tu culo es menósculino y masfeménino - dijo ella mirando hacia la nada. Serías más famoso que Florencio de la Vego. Pero usá un seudónimo más apropiado. Vicenza Trentacoste suena a vieja bigotuda .

Ese tipo de "chanzas" me incomodaban mucho. Siempre se lo dije, porque yo podía extasiarme con su derriére-crí, pero no nombrarlo, ni hacer evidente que lo miraba, ni ponerle diestra u siniestra sobre él, y menos tomarla por allí previo a llevarla a la cama ¡y mucho menos “lo otro”! - aún recuerdo el golpe de rodilla con que me bautizara las gónadas - aunque después hiciéramos el amor, y yo no pudiera decir que "cojíamos", verbo que, por otra parte, desterraré para siempre de este escrito. ( Sospecho que cuando escribo, ella me espía, temible y certera, por sobre el hombro.)

En octubre los jazmines de mi patio comienzan a largar hojas secas preludiando la floración que para noviembre inundará de blanco y embriagante aroma de azahares el patio de roja baldosa españolada. Debajo de aquellos fue que tuvimos las largas charlas en que ella hablaba, con sencilla naturalidad, por horas y sin cansarse, de los dioses griegos. Y de las diosas, obvio.
(A pesar de su encantadora y desconcertante juventud, en que el tiempo parece no suceder nunca, ya es profesora y doctorada en historia y literatura antiguas, y con sus rulos desparra mados por la cara, idéntica a La Gioconda). Pero más hermosa, aunque igualmente misteriosa. Exquisitamente griega en las sinusoides, un tanto más delgada que las del período clásico, en suma, inquietantemente griega. Como el padre. En la mirada, en la voz, y en el todo de su cuerpo, respectivamente.

El cuatro de octubre (de este año, obvio) la ví saliendo del Banco Nación, en compañía de un tipo atlético, alto, muy alto, soberbiamente canoso, trajeado de ejecutivo yuppie. A la vista, mucho mayor que ella. Nereida, con una camisa fresca y entreabierta, y ese jean ajustado, de tiro muy corto, que mostraba muy insinuante la perfecta redondez de "su". Ella caminaba al lado del tipo mirándolo, no como la diosa que es, sino como la mujer común, mortal y simple, mira embelesada a su amante. Aunque estuvieran por la calle, y nadie pareciera darse cuenta del detalle. Para mí, inquietante detalle.
Yo toqué el claxon, pero el infernal tránsito de ese viernes a mediodía le impidió escucharlo. Ellos siguieron caminando por España, yo aceleré hasta Espejo, dí una enloquecida vuelta a la manzana, esperando encontrarlos en la bocacalle frente al ex Banco Hipotecario. Pensaba decirle ¡hola, eh! ¿nos juntamos esta tarde por la cerveza?, aunque por dentro estaba pensando que el tipo alto debía ser, indudablemente, por quién Nereida había dejado de escribirme, pero, sobre todo lo demás, ella había vuelto a llorar y yo empezado a dejar de reír.
Sin embargo al completar el giro, ellos habían desaparecido y los furiosos bocinazos atrás mío me impidieron quedarme más tiempo. Ahí empecé el post. El cuatro de octubre. Quería decirle eso y todo lo demás. Ella contestó exactamente el 19 con el mismo lacónico y fugaz ¿qué hacés? con que todo había empezado un año atrás.
- ¿Sabías que te ví, vez pasada? -dije yo un tanto nervioso. Vos ibas con un tipo alto, canoso, más alto y mucho mayor que vos. Vos lo mirabas embelesada y yo…
- Ya sé- me contestó ella, cortándome - Nos vemos esta tarde.
- ¿Dónde?
- En el Café de los Españoles.
- ¿Tomaremos esa cerveza negra?
- Da igual.
En el café, ese pasillo largo de una sola hilera de mesas, al fondo del costado norte, estaba solamente ella. Y una moza conectada a otro mundo con su MP4.
-Hola, tánto tiempo. Pido una cerveza... ¿Negra, cierto?
- Da igual - dijo ella, abriendo su Note Book, una magnífica y negra Livetti NB. Una cierta inquietud me corrió por la espalda. Algo no anda bien, pensé.
- ¿Así que ahora te dedicás a seguirme.? ¿No tenés otra cosa más importante que hacer, aparte de llevarte minas a la cama con la excusa de la cerveza negra, o el ron cubano?. ¿Qué mierda estabas haciendo?. Mirando culos, seguramente. Bueno, entonces… - dijo ella mientras en un solo movimiento se sacaba los lentes y la remera. Llevaba el mismo brassier de tenue encaje que la primera vez. Luego tecléo varias veces en la NB y se esponjó el cabello, como frente a un espejo. Con esos rulos desparramados por la cara, estaba más parecida que nunca a la Gioconda. Y sonrió, pero no como Gioconda, sino con esa otra sonrisa tan inquietante. Sus labios sonrieron, no sus ojos.

Yo no podía hacer otra cosa que, obvio, mirar hacia todos lados, y estar colorado. Muy colorado. Y sin entender. Aparte de la moza, que seguía enfrascada en su MP4, nadie había para darse cuenta que ella se estaba sacando el sostén y quedaba con sus “pequeños y rosados pechos de pájaro” al aire. Le dije susurrando: escuchame, ¡¿qué estás haciendo?! Vamos a ir en cana. ¿Qué te pasa?
- Siempre quisiste verme desnuda y a plena luz del día - dijo ella con voz de karaoke, sacándose los jeans, esos jeans que tanto le remarcaban la exacta redondez de "su".
-Ey, eh, pero, pero ¿qué hacés? - exclamé tartamudeando.
- ¿Está preocupado el humano fundador de la PACOLA.? - dijo ella mientras que con seca gracia se sacaba también la tanga push up que hacía juego con el sostén. Los anteojos, la remera, el corpiño, el pantalón, la tanga... todo quedó en amontonamiento desprolijo sobre la mesa, mien- tras una descomunal jarra de cerveza, negra, estaba siendo dirigida con fuerza hacia mi boca.
- Esto no está bien, no está bien - creí decir mientras mi boca se llenaba de cerveza y ella quedaba totalmente desnuda , a la vez que seguía tecleando. Sin gracia, sin furia
- Escuchame, Nereida, por favor…- dije mientras se me descolgaba el mustach blanc y mi cuerpo comenzaba a deshacerse, junto con la espuma.
- No soy Nereida – dijo ella mirando, más que a mí, a través de mí.
Luego erguida en toda su espléndida desnudez, se dio vuelta y caminó hacia afuera.
La ví irse, levitando, desde el fondo cada vez más oscuro del largo pasillo, ahora un túnel fulgurante en la dirección contraria. Sus piernas, esas largas sinusoides singularmente perfectas, la llevaron hacia la vereda, que no parecía vereda sino un océano embravecido de negras espumas, por entre la cuales asomaba aquel atlético, alto, muy alto hombre, soberbiamente canoso, aunque ahora también espléndidamente desnudo.
- Es mi papá – me aclaró como si fuera necesario, plegando la Note Book. Él me llama por mi nombre real, Ártemis.








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VIDRIERA EN PREPARACIÓN (sepa disculpar las molestias)






- Usted estaba dormido, no lo quise molestar...
- No, no es ninguna molestia, al contrario - dije tratando de erguirme en el asiento. La profesora me miraba desde la altura clara de sus ojos
- ¿Y entonces?, agregué todavía somnoliento sin saber de qué me iba a hablar
- ¿Se acuerda de ese señor que se sentaba al lado mío, al salir de la terminal?. Me conversaba, y yo le prestaba atención, como a cualquier persona. Pensé que era docente, como nosotros...
Dudó en continuar, un temblor casi imperceptible le sacudió el cuerpo.
-¿Si?- pregunté sin entender a dónde quería llegar.
- Es que de repente me tomó de la mano y me dijo: "siento el impulso irrefrenable de tomarle la mano", y me miró muyy, así, ¿vió?. Es una sensación tan fea...-dijo dando vuelta la cara hacia la ventanilla. Casi llegábamos al km 26 donde hace unos años la comunidad tomó la escuela de latas, exigiendo una edificación digna para sus hijos
- ¡Ah! caramba - dije, terminando de despertarme. Atrás mío y hacia la izquierda, en la fila de asientos individuales, sentí la mirada pero fingiendo dormir de la directora soltera y , de unos 50's, de la escuela de La Estación, siempre atenta a quiénes me acompañaban en el asiento del micro.
- ¿No le molesta que le cuente?. Usted siempre con tantos problemas y yo, abusando - me dijo en un susurro, sus enormes ojos caramelo mirándome con intensidad.
-No, para nada - le contesté, reprimiendo mi propio impulso de apretarle fuerte la mano. Pensé en el tipo que sí lo había hecho, el que subió en la parada de la calle Chacabuco, y tomado la mano que yo imaginaba haber tenido la valentía de hacerlo, pero no. Los directores debemos cuidar las formas, los protocolos. La boca, delicada y sensual, se seguí moviemndo, hablaba de temores y dudas, pero yo solamente seguí deslizándome en la tierna expectativa de besarlos algún día

- ¿Sabía que una vez me ofrecieron estudiar para modelo?. Hice un par de sesiones de fotos. Pero no estaba convencida. Nunca termino las cosas que empiezo. Todo lo hago mal - dijo, sorprendida de de sí misma, mientra giraba la cara hacia el paisaje que mostraba las vías donde alguna vez había viajado centenares de obreros y que ahora los villeros habin llenado con el patio de sus casas de latas y cartones.
- Disiento con usted. Y lo de modelo, debería seguirlo. Es usted muy linda. Y no tendría que esperar tanto para acceder a un trabajo y encima mal remunerado, como ahora.
- En serio, Dire?.( perdón, no le molesta que le diga así, verdad? Y por lo otro, ....No, no lo dice en serio. Todo el mundo me gasta cuando cuento eso. Disculpeme, pero no le creo.
La maestra del asiento de atrás parecía realmente dormida, pero la directora y la vice de la escuela de Formación laboral estaban más que atentas.Lo notaba por lo rígido de sus cabezas, y los movimientos inlclinando el cuello. Viejas de mierda, ¿qué carajos tienen que prestar atención? También el policía de la Colonia Penal, que en el asiento de adelante parecía dormir realmente.Tenía un auricular de precisión en el oido izquierdo.Seguramente un handy by handy conectado a la central del comando. Estarían grabando, escuchando? Sabrían que yo, hace algunos años...?
Le pedí a Carolina que bajara la voz.
Usted debe tener cuidado- dije secreteándole al oído. Al hacerlo, un suave perfume, tal vez solamenmte el jabón de baño. Su pelo aún estaba húmedo. Sentí ese mareo que...
-Usted no es fea, al contrario... Miré intensamente su boca que en vuelo de labios, adelantarían la fragancia de un beso, besos que en esa boca, deberían ser envolventes, tiernos y cálidos. Pensé estúpidamente en que no debería besarla nunca estando de pie., ella debería inclinarse, en una torsión ridícula, y abrazarme a mí desde arriba, como a los niños chicos Cómo sesentiría su cintura si fuese yo el que la abrazara. "Alabes delicados su cintura Al revés sí es normal, el hombre debe ser más alto o al menos de la misma altura. Me sonreí, imaginándolo. Ella se sobresaltó.
- Vió lo que le decía?, usted se burla de mí. Como todos. Como siempre.Casi le asomó un brillo en los ojos, como si estuviera a punto de llorar.
- No por favor, estaba pensando en mi esposa. Le pido disculpas.- dije barboteando lo primero que se me ocurrió
- Usted es casado? ¿Y porqué no lleva anillo?.¿Lo quiere ocultar?. ¿Cómo es su esposa?., disparó una pregunta tras otra. Su mano volvió a rozar la mía, casi apretándola.
- Debe ser linda, no como yo. Usted tiene rostro de persona feliz.
Me sentí incómodo. ¿Qué decir? Ella apartó sus piernas, que había estado muy cerca de las mías, entibiandolas mientras dormía. Pensé, nunca usa vestido. Ninguna de las profesoras que viajan en el 310 usan vestido, solamente la profe de Física y Quimica de la Agraria, la que sube en el km 16. Debe tener 37 años, y es tan alta como Carolina. Pero no es tan sensual, sino más bien, contundente, como una mujer alsaciana que con su tocado en forma de papillon estaría en la pastelería ofreciendo Kugelhof, o un pain d'epice. Alsacia... al lado del Rhin, y sus vinos Riesling y Tocay. Preferería vinos a los pasteles.

-Cómo ?
-Disculpe de nuevo. Estaba pensando en las mujeres de Alsacia, en la frontera del Rhin. Disculpeme
-Vio lo que le decía?, me dijo aleteando su brazo largo y delicado que apenas rozó mi abrazo por sobre el portafolios abultado de informes y estadísticas. Pensé, qué absurdo hablar de sensualidades por encima de informes y páginas y páginas de estadísticas. O que sintomático. Justo cuando esta bella mujer había elegido sentarse a mi lado, justo cuando estaba dormido, justo cuando estaba imaginando que soñaba con una muejr delicada y sensible a mi lado
- Usted no parece del Rhin, sino de más hacia el interior francés.Dije disimulando mi turbación
- Cómo?
- Del Languedoc
- No entiendo
- Da un mejor sprit de corp, y aun mejor phisiche du rol.
- Sigo sin entender.
- No sabe francés?- Ella negó con la cabeza, parecía alejarse de mi lado, recogió una pierna sobre otra, y las alejó sintomáticamente de las mía. Se miró las rodilla. No me gustan, son abultadas, parece bulones de mecánico.
En tonces no sabe francés y cree tener piernas de mecánico, dije tratando de hacer una broma y recuperar cercanías.
-No, dijo ella volviendo a descruzar las piernas, un poco distante y mirando por la ventanilla. El amanecer traía el aroma inconfundible de la Colonia, donde los franceses se mezclaban con los criollos en las uvas, y los bolivianos y jujeños en la empacadora de ajos. Irritante. Me sentí osco, Quería terminar la conversación, o hacerle el amor ahí mismo, a la vista de todos.
- Trate de pronunciar lo que yo le diga, a ver: Carignan Noir?...y repetí con la más adecuada impostación de l modo francés que pude imaginar, a la vez que veía como ella se esforzaba aunque la fonética se le escpara_ Cinsault--- Mourvedre--- Cournoise---- Grenache Noir --- Grenache Rouge, Syrah, terret Noir---

Lo intentó. Dios, que labios tan sensuales tiene pronunciando esos vinos.Volví a imaginarlos besando los míos, en francés y con esos vinos en la boca
.

No me llevo bien con el francés, desde la secundaria- dijo ella poniéndose de pie. y desenrrollando su largo cuerpo desde el asiento..
-Qué ya se baja usted, recién estamos llegando a Lavalle?
- Si dijo ella, he venido a renunciar a la suplencia...bueno dire, ha sido un gusto.Me hubiera gustado compartir esalguno de esos vinos que usted mencionaba, esos franceses.
Adió dije yo aun aturdido
Cuando se bajó me saludó con la mano. Yo pensé, solo se su sombre, y tampoco su apellido ni que materia dicta, ni en qué escuela...
El micro estaba arrancando de su estadía en la tyerminal de lavalle. Vol ví a tratar de concentrarme en recordar algun dato, algun numero de celular, alguna materia, algun vino, aglgun dato que me permitiera reencontrarla..Maldito cortazar y su autopista del sur.

sábado, 4 de octubre de 2008

VIDRIERA EN PREPARACIÓN (sepa disculpar las molestias) Inauguración próximamente)



Amigo, no se trata de contar la verdad, sino el modo en que cuentas para que parezca verdad
( Leipzig, a su confidente lecroissant)



Han cambiado los micros de la 310. Pasó el otoño y su Gran Fiesta Mayor, la cultura del trabajo siempre y cuando la reina del pueblo sea joven y muy hermosa.Y que sepa de turismo, y juramente dedicarse al bienestar de ese pueblo, prommover su bienestar...interesante monarquía la de nuestra fiesta mayor. Pasó esa fiesta pasó el otoño y Verlain, y su melancolía, llegó el invierno y sus tristezas depresivas.. la cama sigue siendo fría en el invierno y esperar q eu llegue la pruimavera y sus renovaciones misteriosas. Ahora es casi verano, hace un calor de mierda y la cama está caliente pero de calor y no de una cintura femenina. Vuelvo al blog, me someto de nuevo al mismo título que yo me inventé para obligarme a escribir.
Un badén, una curva cerrada, estoy durmiendo depie en la ultima hilera de asientos no disponibles. Se siente peor los barquiinazos desde acá. Hola profe!me saluda la profe de matemáticas de la escuela 4-058, aquella a la cual, cuando el 310 nos dejaba las carretillas en hidroponia y optamos por una trafic que recolectaba docentes de cuatro escuela en su intinere-busca de mejor confor de 1 hora y 45 minutos, le había pasado mi Senderos de Geografía Matemática, el mismo conjunto de palabras dedicado a La Tana, pero qwue ella espiaba por sobre el apoyacabeza.
La Tana era, es! flaca, muy flaca, pero no una barbie. La profe de matemática era, es! más contundente, y aunque latina, de cuerpo nórdico.
Otro barquinazo y me calcé los lentes para dismular que quería volver a mirarla. Ella estaba entregada a una discución ontológica con alguein que frente a ella, asentía y de cuando en cuando se le permitía elaborar alguna que otra palabra.
pense, la profe lleva un jean de tiro cortro , muy ajustado, pero ha engordado

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Maestro por equivocación, jubilado de la docencia pero no de los aprendizajes, escribidor de textos y poesías, escapador cuando puedo de las alienaciones del System, prisionero de los afectos, esclavo de la honestidad, temeroso usuario de la palabra, contestatario cuando puedo y a veces quiero, especialmente vinófilo de los Rojos de Perdriel, salvo cuando "el agua brota pura y cristalina de la madre tierra", vividor consuetudinario y con suertes extraordinarias. Creo que todavía estoy vivo.En la primavera del 2.010 se me murió la poesía junto con unos cuantos pedacitos de corazón. Pero he vuelto, "cantando al sol como las cigarras", a sobrevivirme.

Así como soy

Así como soy