viernes, 21 de marzo de 2008

Por la memoria

www.cie.unam.mx/~gbv/weblog/luna-asomandose.jpg

AQUELLOS DIAS

CON LA LUNA DE SETIEMBRE

(Gracias por los h.i.j.o.s.)

Un agradecimiento a la vida, y a las mujeres y hombres que trabajan reencontrando la identidad perdida de los hijos secuestrados durante la dictadura militar

y por las 30.001 veces que debemos tener memoria

Música de Alturas Texto y poesías de Osvaldo Tramontina

Espacio Cultural TEJADA GOMEZ- 19 de marzo 2.008

Inauguración Coord. DD.HH-Mucip. de Guaymallén

LA CHARAMUSCA SABADO 22 DE MARZO DE 2.008

Jornada por la memoria



"Vos pibe, empezaste a llegar cuando un día amaneció esa larga curva de femineidad a mi costado.

Insinuada con la tenue luz de la mañana, ella estiró sus brazos para balancear el etéreo peso de su cuerpo con el sol, que poco a poco deslumbraba. Acariciaba la eternidad sensual, apenas limitada por las sutiles líneas de sus formas. Ella despertó hacia el deseo, desde el horizonte marítimo de su cuerpo, anudó su espalda de barco a mi cintura de puerto y yo, ¡qué tanto! enlacé mis brazos a la pasión ondulante de sus piernas.

Le grité al cuerpo que pretendía descansar: ¡Quiero navegarte desde la proa de esta cama!. ¡Pechos de mar y cuerpo de guitarra, le dije también músico y marinero enredado por las sábanas, para ese entonces hinchadas velas, en el viento apasionadas. Boca de uvas maduras, decía mi habla empobrecida por el vino de su lengua. Y ya embalado, ¡quiero ser poeta, necesito urgentemente ser poeta! Estoy embriagado por las rosas de tus formas, siento tañer la música de tus piernas ¡Quiero ser poeta!

Poeta, y músico, y marinero, y más, pretendía ser, cuando, repentinamente, me preguntó cúanto la quería.

- Tengo más de 3.000 caricias, le dije, y trescientos treinta y tantos besos que.....

-Todo y todas cifras, ¿nada más?, ¡matemáticamente insuficientes!, porque volvió a preguntarme. Quería escuchar algo concreto, entonces le dije, pretendiendo en serio ser poeta:

Dejame ser tu navegante en este bajel de seda y fantasía, estar ebrio de tu mar y sediento de distancias y borracho de placeres y embriagado de metáforas... permitime que te quiera con otros modos, ¿ah?.

Ella asintió con la cabeza, suspiró con el alma sobre mi hombro, porque aún quería escuchar una precisa respuesta. Lo pidió suave, pero era una terca… y yo tan pendejo que no sabía que ella necesitaba saber . Casi que me dio vuelta la cara, apenas un poco preocupada, y entonces, desde atrás de su mirada, dejé que cayera sola, escapada casualmente, resonando queda, la palabra más sincera, la más sencilla, la más amada, la menos solitaria, la más solidaria y dulce, la más abarcativa y simple: "compañera"..........





jueves, 20 de marzo de 2008

El Hijo de María Ave










¿Cómo descubrirla en las multitudes, entre tantas personas inertes que invadían las calles y los edificios, que trasgredían la primavera y las mariposas?

Intenté mirar a ciertas mujeres tan de cerca que se les pudiera ver el alma y la maternidad, la inocencia y el deseo, la esperanza y aún la tristeza, diciéndole madre, sin saber cómo nombrarla, y obviamente, nadie contestándome

¿ Cómo reconocerla, en esa brigada férrea de rostros y personas que me rodeaban, apurados de relojes, deseando que olvidara, en dónde habitaba su cuerpo, por dónde navegaba su alma, en caso que ella hubiera…?


Grité PADRES!!! sin saber si me escuchaban, pero queriendo que me escucharan

¡Encuéntrenme!

No me dejen en este bosque urbano de lobos feroces disfrazados de humanos!.

¡Atrévanse!

a dejar el llanto que ahoga voluntades tras los párpados caídos...!

¡Libérenme!

de este encierro de memorias transmutadas, que yo aún los espero con mi propia memoria confundida por otros afectos que vinieron.

¡Yérganse!

Sean más altos que el alto acantilado y las montañas de murallas, y las leyes del espanto.

¡Levántense!

sean faros de primaveras entre las nubes del invierno.

Como faros brillantes necesito que se levanten, porque a pesar de la luces que me dejaron de recuerdo, estoy navegando a ciegas a su encuentro.












Con tu corazón sobre la espalda





Un débil sol matinal brilla en mi patio

de roja baldosa españolada.

En presuntuoso recibimiento

mis brazos extendidos le dicen a los tuyos:

has llegado por fin hasta la casa.


Esta declaración te produce

longitudes de horizonte,

equidistancia de temores.


Temblando seguirás estando un mediodía

Uno de esos urbanos cotidianos

cuando las dudas te vuelven a suceder.

Geográficamente frontal a tus ojos

el sol de los míos te sigue quemando

intensamente la mirada.


Tus párpados

cuidándose de la fuerte resolana.



Una lenta y extenuante media tarde

tendrán dos distancias

las distancias de tus pasos.

Informalmente sensual con tu jean adolescente

la camisa blanca anudada a la cintura

pero, como siempre, apresurada de vecinos,

entrarás sigilosa

por el largo pasillo

que antecede a los jazmines.


¿ Estarás suspirando por amarme?


¿Querrás besarme debajo de las parras?


Pero, no.

No, que no, dirás retrocediendo.

Que no venís a encontrarme.

Solo a traerme noticias de tus miedos,

negándome los labios,

conteniendo tu deseo de besarme.


Con el tiempo que pasa, sin estar pasando

a la exacta medianoche

de la noche siguiente

-será una más de estas noches de febrero

en que los temores te siguen abrumando-

escaparás de mis besos.

Fugando de mi abrazo buscarás refugio

en la alta montaña de Uspallata.


Allá, en esas alturas, antes del amanecer

entre el sol y la penumbra

caerás,

irremediablemente meridional y fatigada

con tu corazón sobre la espalda.

domingo, 9 de marzo de 2008

NE ME QUITTE PAS




"Ne me quitte pas". Ne me quitte pas, escuchaste y escribiste el pasado 4 de febrero que te puso de “ese” humor y te hizo pensar en estas cosas.

-¡Maldito Jacques Brell! - dijiste. Y ni siquiera sabías qué quiere decir la letra. Pero la habías vuelto a sentir, la habías vuelto a escuchar, no con el oído. No con el oído.

Yo la he buscado hoy. Frenética. Lánguidamente. Como aquellos violines de otoño de Paul Verlâin.

Ne me quitte pas...

Jaques Brell la hizo en 1.959, sin saber que nosotros la escucharíamos. Que al escucharla, recordaríamos. Y que al recordar, nos seguiría afectando.

Afectando. Afectos. Profundos afectos.

Hoy, este nueve de marzo de dos mil ocho, veo la letra, escuchaste a Brell. Escúchalo. Escúchame a mí. ¡ecout moi!

Ne me quitte pas Il faut oublier Tout peut s'oublier Qui s'enfuit déjà Oublier le temps Des malentendus Et le temps perdu A savoir comment Oublier ces heures Qui tuaient parfois A coups de pourquoi Le coeur du bonheur.

Ne me quitte pas Ne me quitte pas Ne me quitte pas Ne me quitte pas

Moi je t'offrirai Des perles de pluie Venues de pays Où il ne pleut pas Je creuserais la terre Jusqu'après ma mort Pour couvrir ton corps D'or et de lumière Je ferai un domaine Où l'amour sera roi Où l'amour sera loi Où tu seras ma reine

Ne me quitte pas Ne me quitte pas Ne me quitte pas Ne me quitte pas Ne me quitte pas

Je t'inventerai Des mots insensés Que tu comprendras Je te parlerai De ces amants là Qui ont vu deux fois Leurs coeurs s'embraser Je te raconterai L'histoire de ce roi Mort de n'avoir pas Pu te rencontrer

Ne me quitte pas Ne me quitte pas Ne me quitte pas Ne me quitte pas

On a vu souvent Rejaillir le feu D'un ancien volcan Qu'on croyait trop vieux Il est paraît-il Des terres brûlées Donnant plus de blé Qu'un meilleur avril Et quand vient le soir Pour qu'un ciel flamboie Le rouge et le noir Ne s'épousent-ils pas

Ne me quitte pas Ne me quitte pas Ne me quitte pas Ne me quitte pas

Ne me quitte pas Je ne vais plus pleurer Je ne vais plus parler Je me cacherai là
A te regarder Danser et sourire Et à t'écouter Chanter et puis rire Laisse-moi devenir
L'ombre de ton ombre L'ombre de ta main L'ombre de ton chien


Ne me quitte pas Ne me quitte pas Ne me quitte pas Ne me quitte pas.


Esto es lo que dice, estas son las palabras en castellano. Lo sé, lo sabrás. Suenan distinto. Pero dicen así: No me dejes Es necesario olvidar Todo se puede olvidar Quien se escapa ya Olvidar el tiempo De los malentendidos Y el tiempo perdido
A saber cómo Olvidar estas horas Quiénes mataban a veces A golpes de porqué
El corazón de la felicidad


No me dejes No me dejes No me dejes No me dejes

Yo te ofreceré Perlas de lluvia Llegadas del país Donde no llueve Yo cavaré la tierra Hasta después de mi muerte Para cubrir tu cuerpo De oro y de luz Haré un ámbito Donde el amor será rey Donde el amor será ley Donde serás reina

No me dejes No me dejes No me dejes No me dejes

No me dejes Yo te inventaré Unas palabras absurdas Que te incluirá Yo te hablaré De esos amantes Quien vio dos veces Sus corazones abrazarse Yo te diré La historia de este rey Muerto de no haber Podido encontrarte

No me dejes No me dejes No me dejes No me dejes

A menudo vimos Reflejarse el fuego De un antiguo volcán Que se creía demasiado viejo Es, parece de las tierras quemadas Dando más trigo Que mejor abril Y cuando viene la noche Para que un cielo brille El rojo y el negro No se casan

No me dejes No me dejes No me dejes No me dejes

No me dejes No voy a llorar más No voy a hablar más Me esconderé allí Al mirarte Bailar y sonreír Y a escucharte Cantar y luego reir Déjame hacerte La sombra de tu sombra La sombra de tu mano La sombra de tu perro

No me dejes No me dejes No me dejes No me dejes


¡Maldito Jaques Brell, sí ! Por hacernos renacer "los lánguidos violines de otoño", por hacer que nos vuelvan a volar, las mariposas en el estómago. Pero Jaques ha hecho posible que te encontrara. Le ha dado contenido y significado a esa lágrimas lloradas a solas, cuando tampoco yo sabía qué significaban, salvo no me dejes, no me abandones, mal traducidas del francés de la secundaria .

Inevitablemente, el estómago se empequeñecía y las lágrimas brotaban, y suerte que sólo miraba mi hija Lucía, y suerte que solo miraba mi hija Alejandra, porque ellas sí sabían, el porqué yo, lloraba.

Y suerte que en algún lugar del mundo alguien sentía, a través de Brell, lo mismo que yo sentía cuando nuestros oídos lo escuchaban desde lugares distintos.Pero vos y yo lo escuchábamos.Vos y yo lo sentíamos. Como hoy, de nuevo lo sentimos .

Hace dos años, en un documental acerca de la canciones francesas en el mundo, había aparecido Brell, el mismo que ahora me canta de fondo con subtítulos en español en “you tube”, mientras te escribo. El llora. Creo que sus lágrimas son puras.

Mis hijas, aquella vez no dijeron nada acerca del porqué de mis propias lágrimas. Sabían que eran lágrimas profundas. Les dije, mirándolas a los ojos, nada, nada, no sé porqué, pero siempre esta canción… y ninguna otra palabra. Y Paula o Alejandra, solamente aprietan mi mano, y me dicen ya va a llegar, papá, ya va a llegar. Esa Nahira que vos has soñado, ya llegará.

Dos años después, vos, hace escaso un mes, hace tanto, “hace una vida”, la volvés a poner en mi memoria, sintiendo lo que has sentido, haciéndome recordar lo que sentía, volviendo a recordar lo que se siente al sentir con el corazón entero, no solamente el oído, sino con todo el cuerpo, con toda el alma.


Tuve, en una escuela de frontera donde aprendí a ser alumno, antes que maestro, escrito esto que me parece es de Rainer María Rilke: “Quien llora en algún lugar del mundo, llora sobre mi hombro”. Y aquí estás vos, y ahora yo, unidos por un momento a través de esa poesía, de esas lágrimas, de ese profundo sentimiento que siempre despierta Brell, y ahora Aznavour y Moustaki, y Nina Simone y Edith Piaf y Gilbert Becaud, porque las estoy descargando para reproducirlas mientras te escribo.

Me detendré un momento a encender un cigarrillo, un cigarrillo cualquiera. Importará el cigarrillo, el humo que se enroscará a través de los dedos, hacia la pantalla, y recordaré la vez que vos estabas escribiendo una madrugada, a las cuatro de la mañana, cuando yo, esa misma madrugada, estaba escribiendo también, una poesía, un pensamiento, una languidez de búsqueda, un perfume de mujer, un suspiro junto a la almohada.

Tenía también un cigarrillo en la boca y el alma en el humo, sin saber que vos estabas ahí, cerca y sin saber, pero yo también creyendo que había alguien esperando por mí.

¿Esperando por mí? ¿Escribiéndome a mí?. ¿Fumando como yo, y con la misma intranquilidad de mariposas en el estómago?. Sí. ¡Sí! No puedo demostrarlo, no quiero demostrarlo. Es simplemente así. Las casualidades no existen. Sin embargo, tu cita de Brell, la he descubierto recién hoy. Eso es cierto. Ahí me decidí a escribirte. Ahí me he decidido imprescindiblemente a decirte en voz alta lo que pienso. Lo que siento. . No hay tiempo de espera. No puede haber demoras en decir lo que se siente. El amor pasa velozmente a nuestro lado y hay que capturarlo, hacerle señas, ponerle un disco pare, mas no detenerlo, sino subirse a él, suavemente o a la carrera, pero subirse sin dudar. Subirse.

Estoy intentando saltar hacia el cielo.

Estoy navegando en el mar sin pensar si tengo o no la balsa de totora cobijándome.

Pero no es un salto hacia el vacío. No. Es un arriba, adelante, alma, cuerpo, manos brazos, dedos extendidos, mirada concentrada, ojos abierto, buscando tu salto y tus circunstancias , trayendo mis piernas y mis contextos.

¿Qué cosas, qué actitudes, qué palabras, qué amigos, qué circunstancias nos llevan a encontrarnos?

¿Habernos encontrado? ¿Seguirnos encontrando?

En mí, la mirada larga de tus ojos en esa fotografía con aires de principios de S XX. Esas fotos en sepia, donde siempre se miraba a la cámara.

Tu mirada aquí, allí en tu página, no va hacia la cámara, va hacia la la distancia, hacia al horizonte… Por esa mirada larga, decidí entrar por primera vez a tu página. Decidí preguntar. Decidí escribirte, aprendiendo sobre la marcha cómo se hacía, ¡ah, maldición, mi inexperiencia con los blogs!, y estos dedos que se traban y el programa que no obedece… ! Pero debía hacerlo, debía hacerlo. El impulso ya irrefrenable, sin embargo se hacía cauto: “tántas veces me mataron, tantas resucité, a mi propio entierro fui, sólo y cantando….”

He escrito tantas veces acerca de horizontes y miradas…. He sentido tantas veces que me estaban mirando, que me estaban buscando, que te estaba buscando. Pero sólo hasta Brell y tu Al cielo por asalto, comprendí totalmente. No, totalmente no. Aun restarán muchas palabras por decirse, muchas miradas que encontrarse.

¿Durante cuánto tiempo? No lo sé. Mais, pour ojourduí, ne me quitte pas. Ne me quite pas. Ne me quitte pasa…ne me quitte pas. Por hoy, no me dejés, no me dejés, no me dejés.

Aún debo mirarte frente a frente, aún debo encontrar tu mirada de frente. Encontrarte. Reencontrarte. Recuperar el habla y epitelios. Aun deben sentirse nuestras manos y dedos, aún deben encontrarse nuestros ojos y miradas. Mais, ne me quitte pas.

Salto y viajo a otras coincidencias, a otras causalidades. En mí, El Corto Maltés y los dibujos del Maestro Pratt, en aquella historieta, todavía en blanco y negro, y en vos esa atmosphere del “Mi primer amor...por aquel “que como tú, Corto, saben vivir, se encuentran a gusto incluso en el infierno..."

Me sorprendió encontrar al Corto ahí, en tu página , ese día. Ahora no. Ahora vuelvo intensamente a recordar que tampoco fue casualidad que el Maestro se mudara a Bs As, y que trabajara en la mítica Misterix y que junto con Osterheld hiciera Sgto Kirk, Ticonderoga y Ernie Pike para volver a Italia a empezar al Corto, ese “pirata romántico y, a su manera, encantadoramente caballeroso” que ahora, en casi color, alumbra y destella con su eterno cigarrito entre los labios, y su simple gorra de marinero a bordo.

También descubrí la cita de “ Yo no me acerqué al anarquismo….( ) me acerqué por la calidad moral de los obreros a quienes había conocido y tratado. Citás a Santillán, y mi recuerdo salta a otra historieta, donde se pronuncia "El dogma destruye a los pueblos, el ideal moral los une”, del José Ingenieros tomada como contraseña de los revolucionarios que en esa historieta, en esa ficción…

Malditas historietas, malditos revolucionarios, malditos cantantes que terminan de pasar uno atrás de otro cantando ne me quitte pas. Volveré a escucharlos, o tal vez pondré a Miguel Abuelo, con Buen día, dia. No lo sé, ya veré. Beberé mientras tanto un poco de vino, apenas un modesto borgoña sin identificar. Volveré a otro cigarrillo. Y pensaré qué hacer, si Brell o Abuelo, maldito Brell, maldito cigarrillo , maldito vino que se anuda a las preguntas, y cubren los recuerdos.

Dos cigarrillos, dos veces ne me quitte pas. Este es su momento. El buen día día, vendrá mañana o más tarde, aunque ya no sea de día.

Releo tus Evas del miércoles 13 de febrero, tu sentir al monstruo maravilloso que es la mujer, en el más mágico de los sentidos. Te contesté allí algo, y no por impulso, o sí, qué se yo, pero debía contestarte a tus ocho deseos antes de morir. También yo, desde hace unos meses, venía sintiendo el impulso de hacer algo que me conformase y completara, así es que en tu rebeldía de no querer morirte, también coincido. ¿Cómo es posible que escribas y sientas desde tu femineidad profunda, tan parecido a mí?. Parecido pero distinto. En vos esas pocas palabras y está todo dicho. En mí esta larga declaración de coincidencias... ¿serás Nahira?.

Nahira. Sueño. Ficción. Realidad. Flavia. Nahira significa dulce. Nahira es un sueño. Flavia es real , pero igualmente dulce. O más aún, porque es real. Sé que no existen concidencias absolutas, realidades precisas, y tangibles, los pies en la tierra. Si así fuese, no podría ser utópica y mágica esta carta que te hoy escribo. La que vos has escrito en la seguridad que alguien te leería. Un alguien no anónimo. Un alguien real. ¿Es que acaso estabas buscando sin saber?. ¿Es que acaso sabías, sin buscar y esperabas ser encontrada? El cielo por asalto. Contundente. Utópico. Mágico. Y en pocas palabras, todo dicho

Esta carta que te escribo sería, de ser racionalmente precisa, torpemente pensada. Y las coincidencias de existir, analizadas con el cerebro opacando al corazón. Coincidimos, aunque , felizmente sepamos necesario cosas sutilmente volátiles, etéreamente necesarias para las todavía individualidades que nos habitan.
Por eso vos querés pasar una noche entera dentro del círculo de piedras de Stonehenge. Una noche de luna plena. Y yo un día entero en Machu Pichu para ver salir al sol. Tal vez iniciarme desde el camino del Inca que empieza en Uspallata.
¿Serás vos la Luna en Stonehenge? ¿ Seré yo el Sol en Machhu Pichu? ¿Será porque de antiguos soles y lunas, hemos llegado hasta aquí, solo para encontrarnos?. Y no volvernos a perder. En esta utopía creo.

Luna y Sol. Sol y Luna. Hemos sido dioses. Antiguos dioses. O elegidos humanos por los dioses más humanos. Pero parte del Sol y de la Luna. Parte de la arena y parte de las estrellas. Del mismo fuego venimos. El mismo fuego nos hará reencontrarnos.

Ne me quitte pas, ahora que te he encontrado. Ahora que me has encontrado.

Querés que todas las noches te lean un cuento. O te inventen una historia. Y yo amo leer cuentos y escribir cuentos, y que me escuchen contar cuentos. Pero también que me lean cuentos, con vos deberá ser que sea, bien de noche a mi costado, bien de día recostada la espalda contra un árbol en el Parque, bien de tarde en ese viejo sillón de tela gastada.


Te sigo escribiendo, resaltando, cortando, pegando, en este texto que se empecina en no quedar como yo quiero que quede. Siguiendo las entradas en los post de los blogs, nuestros diarios separados seguían encontrándose, como si Paco Ibañez y Rafael Alberti hubieran escrito para vos y para mi estas palabras para Julia: “Tú no puedes volver atrás porque la vida ya te empuja con un aullido interminable, interminable... Te sentirás acorralada, te sentirás perdida o sola. Tal vez querrás no haber nacido, no haber nacido... Pero tú siempre acuérdate, de lo que un día yo escribí, pensando en ti, pensando en ti, como ahora pienso... La vida es bella ya verás, como a pesar de los pesares,tendrás amigos, tendrás amor, tendrás amigos... Un hombre solo, una mujer, así tomados de uno en uno, son como polvo, no son nada, no son nada... Entonces siempre acuérdate de lo que un día yo escribí, pensando en ti, pensando en ti, como ahora pienso...”


Seguían nuestros diarios encontrándose, como se deberán encontrar nuestras miradas y seguir acortándose nuestras distancias. Desde tu casa estabas escribiendo el domingo 17 que terminabas ese día cansada, que ya estaban todos durmiendo, y el cielo no se decidía entre llover o no, y te buscaste un ratito para vos. Era la 01.20 de la madrugada del lunes. Yo, desde aquí, desde este mismo lugar donde ahora te escribo, había escrito en mi primer página de blog, que “impetuosa, el agua te corre por el cuerpo” apenas unos momentos antes que las palabras para Julia se repetieran desde la PC. Y apenas cuatro días más tarde que en este mundo desaparece una lengua cada quince días, en dos generaciones se habrán perdido 4.000 formas de decir amor y casi al mismo tiempo, casi, ya lo sé, no es absoluta la coincidencia, pero el tiempo y el espacio son tan relativos... escribía palabras nombrando las tantas maneras de sentir el amor con la amada. Y ya es 25 y posteaste “Run , baby run”, y yo adoro, la "Run, Lola, Run. Para el 28 había rezado por el alma de tu nonna, pero ensayado tucos a’lla tramontina. El sábado 1 de marzo a las 4 de la madrugada, estabas tan adentro de vos misma que nadie reclamaba tus silencios. Que si vos eras efusiva...¿en qué pasillo de los que tenías adentro te habías quedado?. A mí me acababan de romper en pedazos chiquititos mi alegría, la de todos los días, la que me hacía contestar al “cómo andás,che?" con un contundente ¡DE PUTA MADRE! Y, caracol como soy cuando siendo efusivo me patean en la cara, y sin nada más que dos o tres cigarrillos para meditar, me encontré sonriendo de nuevo, pero reclamando a tu silencio. Y otra vez coincidiendo. En este preciso lugar del mundo alguien más se había mutado en silencio, y sin su natural expansión a la sonrisa, como yo.


Otra vez para dentro y hacia afuera, otra vez imaginando tu Maipú, deseando te imaginaras mi Cuarte Este. Los cigarrillos se agotaron en una hora. Me fui a maldormir. Seguia intranquilo. POpero una intranquilidad que se acrecentaba en la seguridad que parecería develado el misterio planetario de la coincidencia. No absoluta, no pero, tan utópicamente coincidente.

Hoy, esta mañana, hace apenas unas horas, todas las que he empleado para tratar de escribir y resumir en estas tantas palabras que me salen, ¿cuándo aprenderé a decirlo con tus simples palabras, esas pocas palabras que vos has escrito anunciando que estás dispuesta y decidida a “Tomar al cielo por Asalto"

" No sé si tiene que ver mi edad...no sé si eso lo que inspira lo que quiero en este momento.Pero lo deseo con ganas, con muchas ganas. Mi casa ordenada, frecuentada por amigos, por los que me acompañaron siempre. Mi cuerpo formado, no por el gimnasio, sino por el deseo. Mi cabeza limpia, no de problemas, sí de malos pensamientos y de miedos. Salir todos los días a buscar mi sustento, que me cueste, que me duela, que lo sufra, sólo para así disfrutar más de lo que pongo en mi mesa, y desear que los que se sientan en ella lo valoren igual que yo. Llenarme de música, de esa que me acompañe y me haga sentir menos sola. Me encantaría mi casa hecha de adobe, con patio de tierra y un laurel robusto, y un duraznero, que me envíen su perfume cuando mis ventanas estén abiertas en las noches de verano. Y las ventanas, con rejas moriscas, llenas, repletas de malvones, porque no en vano me apellido Torres González.
Y defender lo mío con uñas y dientes, y llorar si sufro, y reírme a carcajadas si soy feliz, no importa si son menos las veces que río que las que lloro.
Tener un compañero, un amante, un amigo. De una buena vez por todas. Cebarle mates en el desayuno, y enviarlo al trabajo, y desear todos los días que vuelva a mi casa, a mi cama, a mi vida.
Abrazarlo muy fuerte si está cansado, cantarle muy despacio una canción sólo para consolarlo. Y no importa si no hacemos el amor todas las noches, que dormirnos abrazados puede ser igual de placentero.
Que me recuerden no por lo que escribo, sino por lo que me vieron ser.
Que mi alma se llene, que no tenga más huecos.
Y no llorar más cada vez que posteo.
Y no desear imposibles, como no morirme, o entender la biblia, o Spinetta o Cortázar.
Tener más hijos, más. Y parirlos con la misma felicidad que parí los que tengo, y con el mismo dolor, que eso no significa dolor literalmente.
Y mandarlos al mundo llenos de esperanza, que nunca les falte, y que sonrían siempre. Y que de una... buenísima vez me merezca el nombre de Pachaniña”


Madre niña, niña tierra, tierra madre, mujer y eva :

Todo eso, absolutamente todo, está escrito para mí, está escrito para mí. No puede estar escrito para nadie más. Aunque quizás, quizás si, tenemos tantos gemelos astrales en el mundo. Pero si hubo alguien más, no lo sé. Y vos sabrás que desde hoy desde hace unos días, estabas escribiendo para mí y yo debía estar ahí para leerte y saberte.

Salvo por la maternidad, que ha ensanchado lunas en tu cintura, y que deseás volver a sentirlas, y que sólo podré compartirla desde afuera, pero estando cerca de tu vientre, al lado, atrás, adelante, tus palabras han sido escritas para mí.

Siento intensamente cada una de ellas. Necesariamente recuerdo que en mi casa materna, en San Rafael, hubo un laurel, robusto, enorme. Y deseas ahora como siempre yo he deseado tener un piso de tierra donde caminarlo con los pies desnudos. Deseaba ese piso de tierra, y ese árbol frutal cuando tuvimos con quien fuera mi esposaamadaamantesoñada la casa propia. Pero la nueva casa no tenía al menos un poco de tierra para tener un frutal, ni espacio para laurel. Luego ella quedó en esa casa, y yo en una prestada al que sobre las baldosas de rojo españolado, para compensarme, he cultivado entretejiendo una parra de jazmines blancos. Allí soñé que "ella" entraría un día. Alguien entró, pero tampoco se quedó bajo esos azahares para amar y ser amada.

La casa de mi infancia en San Rafael, sí tenía un duraznero pequeño, que dio los más sabrosos duraznos blancos, esos que al comerlos chorreaban sus frescos jugos por la boca . ¿Un duraznero que dé esos duraznos, es el que pedís". Y el laurel...¿ será “ el que volaba pajáros” del Damián Sanches y Canturía?


Envidio el cómo has podido decir tanto, con tan pocas palabras. Envidio, pero no sufro. He aquí una sutil diferencia, pero diferencia que no es diferencia, solo diferentes modos de escribir esos mismos sentimiento

.
El tiempo pasa, y temo no llegar a tiempo antes que me visités. Dejo de escribir y edito el primer borrador. Tres horas depués, ya, a las 11 y 20 de la noche, por última vez , entro de nuevo corrigiendo una coma, añadiendo una palabra, ¡más palabras!, apenas ordenando el todo para que quede claro, apesar de mi arrebato, que no es tal, sino el apresuramiento de querer volcar, una y otra vez, estos pensamientos. Ne me quitte pàs. No otra vez. Otra vez no


Debo terminar de escribir esta carta, recordando las palabras con las que empecé El Geografías del Fuego, antes, mucho antes, mi búsqueda de vos: “Hace un tiempo tuve un sueño. Soñé una mujer de ojos claros, manos cálidas y mirada indeterminada hacia el encuentro en una incendiaria geografía . Ella me dejó el nombre, Nahira, encendido junto con el fuego” . Y luego el primer poema de ese mismo libro aún no editado, porque algun día será escrito sobre papel, pero antes será creado sobre la extensa piel de los deseos: “Nada es casual en este universo en expansión ni nosotros somos una casualidad en este continuo encuentro. Debíamos reencontrarnos vos y yo. Yo y vos, allá o acá. La laguna y el desierto. Vos con tu antigua cintura de lunas redondeadas. La nostalgia de soles incendiando geografías. Tus brazos como alas sosteniendo las alturas y tus pechos como pájaros andando por los aires. Yo, como siempre he sido. Impreciso y sediento cauce desecado por los vientos.Apenas un solitario ramaje de algarrobo, una cierta arena vacía en Altos Limpios, un tanto cóndor en tu nido y otro poco viento de tus ríos”


Debo terminar por hoy, por este día, por esta tarde que se ha empenumbrado antes de lo necesario. Pero habrá sol después. Porque habrá sol. Hará sol, “aunque afuera esté nublado.” Y modificaré para vos los estúpidos pronósticos del tiempo que vaticinan, humedad del tanto por ciento, parcial nublado a cubierto, chaparrones muy frecuentes .

Te espero, para encontrarnos. Siempre te he esperado.

Recién ahora nos estamos encontrando.

Pero, ahora que te he encontrado… que me has encontrado, por favor, ne me quitte pas. Ne me quitte pas.

Ne me quitte, pas

Has escrito para mí y debo ser yo quien sea tu compañero, tu amante, tu amigo. De una buena vez por todas, seré yo al que le podrás cebar mates en el desayuno, y enviarlo al trabajo, y desear todos los días que vuelva a tu casa, a tu cama, a tu vida.
Seré yo quien construya la necesidad que me tengas para abrazarme muy fuerte si estoy cansado, al que lo abracés muy fuerte aunque no llegue cansado, el que te abrazará tan fuerte que casi te quitará la respiración por el simple placer de sentirte abrazada, y sentirme abrazado, aunque no estemos cansados, y cuando estemos cansados igual, si lo que importará será tener brazos y los abrazos.

Por eso hoy, enseguida, mañana de nuevo, ne me quittes pas. Ne me quitte pas.

Hoy, mañana, enseguida, pasa tan pronto el tiempo cuando no estoy contigo, quiero empezar a escucharte cantarme muy despacio una canción sólo para consolarme. Necesito ser consolado. Necesito esa voz que me consuele.

Carajos!!! , mundo!!!!!, tu voz está hecha para mí!!!!!. NE ME QUITTE PAS

Y no importará si no hacemos el amor todas las noches, que dormirnos abrazados puede ser igual de placentero. Porque así siento al abrazar, así he deseado al abrazar, así siento que me abrazarás, y así sentirás mi abrazo al abrazarte.

Lo que resta, lo que reste, será la suma de lo que hagamos de aquí en adelante.


Ne me quitte pas. Ne me quitte pas. Ne me quitte pas, ahora que te he vuelto a encontrar

jueves, 6 de marzo de 2008

Huarpe o Bereber ( La Maga )

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Es un lento día de noviembre.

Mendocino.

Afuera,

empieza la hora de la siesta.

Buscando puertos,

una cuerda de cello

roza con el viento,

la madera del alféizar.


En el mar turgente de tus pechos

intento navegarte con las manos

impulsando con mis besos,

vientos cálidos

en la crujiente arena del desierto.


Despertás sobre el piso, ausente de silencios.


A pie, medio vestida, intentás

escapar con tu cadera

recogerte la cintura, abandonar las desnudeces,

volver a protegerte con la ropa,

de mi acoso, levantisco

por las olas de simunes y de zondas.


- Ya ni sé qué es lo que quiero-

dirá tu codo,

infantilmente levantado, cubriéndote la boca

escondiéndote al deseo, tratando de dar explicaciones.

Arena temblante y huarpe dispersa por el cuerpo

arisca de ebriedades,

en los pliegues de tu blusa

llorás en antigua lengua huanacache.


Encendés un cigarrillo…

El humo se enrosca, desordenado,

trepando la pared.


Con los brazos cruzados sobre el pecho,

te contemplo gitano, bereber ensimismado,

araucano o huarpe,

de cualquier modo,

tontamente urbano

de nuevo mal vestido

con mis ropas de ciudad.


Hacia un horizonte que tropieza en la ventana

sin poder sostenerme la mirada,

escribís con el humo,

que se pierde por el aire, lo que no podés decirme

frente a frente,

mirándote las manos,

esquivándome la cara, preguntando si te entiendo.


Sigue el humo, desordenado,

escapando de tu boca,

trepando el horizonte marítimo de la angustia.

Sigue la cuerda de un cello buscando un puerto,

alejándose del aire, saltando la madera del alféizar.


-Sí, te digo, también yo, extrañamente fumando.

Sé que te asustan los deseos

cuando corren,

agitadas las gotas saladas por tu espalda

al encenderse la vendimia epitelial de nuestros sexos.

-Sé que mi abrazo te embriaga el paladar

más que los tintos de Perdriel.

O tal vez sea mi lengua, deshaciéndole

duraznos blancos a tu boca los que...


-No, pero no que no, dirás,
pretendiendo argumentar.

- Es... el calor de este verano apresurado.

-No ves que el aire está muy quieto.

- Las ventanas tan cerradas...

- Debe ser la resolana, que penetra por el cuarto.

- Quita la respiración, este viento insoportable.

- Es la ropa tanta y apretada que me ahoga.

Escondido a lo largo del ruedo de tu falda

circundando tus piernas, sobre tus labios,

suspirando con cada bocanada de humo

cada vez que encendés ése cigarrillo

yo sé lo que te pasa.

Te lo explico nuevamente,

de nuevo sin palabras mientras el zonda,

como cello,

persiste en arañar,

sobre el borde del alféizar

las ventanas de madera de la casa.

Siguen mis besos

impulsando vientos cálidos.

Restalla, apagada,

sobre el piso entablonado

la crujiente arena del desierto.


Más tarde,

seguirá siendo noviembre.

Continuará, mendocino,

este lento día apasionado.


Afuera

quieta

sin prisa

adormecida y urbana

como siempre

estará pasando la hora de la siesta.
























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Maestro por equivocación, jubilado de la docencia pero no de los aprendizajes, escribidor de textos y poesías, escapador cuando puedo de las alienaciones del System, prisionero de los afectos, esclavo de la honestidad, temeroso usuario de la palabra, contestatario cuando puedo y a veces quiero, especialmente vinófilo de los Rojos de Perdriel, salvo cuando "el agua brota pura y cristalina de la madre tierra", vividor consuetudinario y con suertes extraordinarias. Creo que todavía estoy vivo.En la primavera del 2.010 se me murió la poesía junto con unos cuantos pedacitos de corazón. Pero he vuelto, "cantando al sol como las cigarras", a sobrevivirme.

Así como soy

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